𝕎𝔼𝕃ℂ𝕆𝕄𝔼 𝕋𝕆 𝕄𝕐 𝕊𝔼𝕏 𝕊ℍ𝕆ℙ - WooSan/SanWoo

why are you hurting me?

-Chicos, voy a salir un rato. ¿Se podrían hacer cargo de Sana?

-Claro, ¿a dónde vas?-preguntó Wooyoung comiendo del pastel que había sobrado la noche anterior.

-Solo voy a pasear, probablemente vaya a la plaza un rato.

-Bien, cuídate.-dijo San sonriéndole.

Soyeon salió de la casa, asegurándose de que nadie la estuviera viendo y comenzó a caminar hacia la entrada de la casa. Saludó al encargado que siempre vigilaba la casa y este le sonrió abriéndole la puerta. Caminó unas cuadras perdida en sus pensamientos, estaba nerviosa, no tenía idea de por qué él la había citado y eso simplemente le daba mala espina. Pero sabía que si se negaba, nada bueno saldría de eso. El sonido de una bocina la hizo detenerse, volteando a ver al carro que se le había parado al lado.

-¿A dónde vas?-Soyeon lo miró confundida.

-Pues a donde dijiste que nos veríamos.

-Cambié de opinión, sube.-le dijo haciendo una seña con la cabeza y quitándole el seguro al carro. Soyeon se sintió pequeña ante su mirada.-No te voy a hacer nada, solo entra.-aquel sujeto sonrió con timidez. Ninguno habló, Soyeon no sabía que decir y llevaba desde ayer aguantándose las lágrimas. Él parecía relajado, pero por dentro se estaba muriendo, quería decir tantas cosas, pero al mismo tiempo no sabía cómo empezar.

—Y... ¿cómo has estado?

—Supongo que bien, pensando en ti... ¿y tú?

—No lo sé...

—¿Por qué te volviste a ir?

—Tengo mucho que explicarte, lo sé...

—Tengo tiempo.-él la miró, Soyeon tenía los ojos aguados. Su corazón se oprimió, se sentía como un verdadero imbécil al hacerla llorar. Llevó su mano al rostro contrario y limpió las lágrimas de Soyeon. Ella lo miraba con atención, con esos ojitos brillantes que lo enamoraron la primera vez.

—Lo lamento tanto.-su voz tembló. Suspiró y empezó a explicar.—Luego de que te dejé donde Miriam, quise darte algo de tiempo, que te reencontraras con tu familia, que te descubrieras a ti misma. Yo... no puedo evitar sentirme culpable.

—¿Culpable? ¿A qué te...

—Yo solo fui testigo de tu maltrato, Soyeon. Tuvimos tantas oportunidades para escapar, pero te hice esperar cinco años.

—Hyunjin...

—¿Por qué quieres estar conmigo? No soy más que una basura, Soyeon... te mereces algo mejor que yo, alguien que sepa cuidarte, que sepa valorarte como lo mereces.

—Hyunjin, para el carro.

—¿Qué?

—¡Solo estaciónate!–Hyunjin le hizo caso y se paró en el primer lugar donde pudo.

—Soyeon

—Hyunjin, no me puedes saltar con esto. Tú fuiste que me salvaste, ¿por qué de repente saltas con esto? Sana y tú fueron las únicas razones que me animaron a seguir cuando ya no podía más. No entiendo qué es tan complicado...

—Yo...–el sonido del celular de Hyunjin interrumpió sus palabras y no le quedó más de otra que tomarla.—¿Es muy necesario mi presencia? ¿No pueden encargarse ustedes?–él suspiró al recibir una respuesta negativa.—No podían escoger peor momento, voy de camino.–cerró la llamada y volvió su mirada a Soyeon.—Lo siento tanto...

—Ya no importa, cuando quieras hablar, me avisas.–sin nada más que decir e ignorando los gritos de Hyunjin de que volviera, Soyeon se bajó del auto y huyó.