lust

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Un suave susurro hizo que abriera mis ojos, despertándome de un profundo sueño. Al abrir los ojos, lo primero que vi fue el rostro enternecido de San, allí fue que me percaté de dónde estaba.

—Ya llegamos, amor.–finalizó con una sonrisa. Miré a mi alrededor y pude notar que estábamos en frente del mar. ¿Dónde estaba?

—¿Qué hora es?

—Ya son las 18:46.–me sorprendí de lo tarde que se había hecho.—¿Sabes dónde estamos?–yo negué ante su pregunta y él me extendió su mano para que saliera del carro. La acepté gustoso, y me bajé del auto. San nunca se separó del agarre mientras caminábamos hasta la costa.

—Bueno, como sabrás, llevamos semanas sin tener tiempo para solo nosotros dos y consideré que la ciudad no era el lugar más romántico del mundo, así que decidí hacer algo más especial y venir al hotel de Busan.

—¿¡Estamos en Busan!?–dije emocionado.

—Correcto.

—¡Siempre había querido venir a Busan! Dios, que emoción...–dije feliz de ver la playa. Volteé a ver a San quien me veía embobado.—San, eres tan tierno. Gracias por siempre pensar en los más pequeños detalles...–me acerqué a él y uní nuestros labios.—¿Dónde está Soyeon?

—Deben estar almorzando en el hotel, yo decidí traerte aquí para que despertaras con esta vista.

—¿Y dónde es el hotel?–San señaló dos edificios que se encontraban a unos cinco minutos del mar.—¿Por qué son dos?

—El de este lado tiene los toboganes, las actividades familiares, los deportes y los juegos. El edificio de este lado ya es más para adultos, tiene varios clubs, dos bares, casino y una de mis tiendas.

—Oh, entiendo. ¿Podemos ir a comer? Tengo hambre...–San rio enternecido y solo asintió. Volvimos al carro y en menos de 4 minutos, ya estábamos en el hotel. Nos recibieron con unos cócteles y nos dejaron pasar ya que todos reconocían a San. Me gustaba mucho la vibra del lugar, era muy diferente al hotel que estaba en la ciudad. San llamó a Soyeon para preguntarle dónde estaban, pero dijo que Sana y ella se irían a dormir ya que el viaje había sido algo agotador. Finalmente llegamos al buffet y nos sentamos en una mesa algo apartada después de servirnos la comida. Era una ventaja de que a esta hora ya no había nadie en el restaurante. Hablamos de temas diversos y una vez que terminamos, San me llevó a nuestra habitación.

Era una de las suites, tenía una gran cama decorada con rosas que la cubría un velo de tul para brindar más privacidad, una terraza gigante con jacuzzi, un minibar y una despensa con comida. Definitivamente era una suite decorada de forma romántica, lo sabía por las luces, la forma de la cama y las rosas decorando todo el lugar.

En ese momento, San recibió una llamada y dijo que se iría a hacer algo, que tardaría un poco. Yo lo dejé ir y una vez que salió de la habitación, corrí al baño para prepararme.

El baño era gigante, tenía una bañera y no pude evitar emocionarme. Esperé que se llenara de agua y coloqué unos aceites y jabones. El baño me ayudó para relajarme, llevaba nervioso toda la semana por este día.

Salí de la bañera y me adentré a la habitación para empezar a preparar la sorpresa. Estaba algo nervioso, yo nunca había sido experto en todo esto de ser atractivo para tu pareja y esas cosas, conozco casi nada sobre cómo verme sensual y tenía ansiedad de pasar vergüenza en frente de San.

Coloqué un vino dentro de una cubeta llena de hielo al lado de la cama, encendí unas velas para ponerlas en las esquinas de la habitación. No tuve que esforzarme mucho ya que la habitación de por sí estaba decorada. Una vez terminé, empecé a cambiarme.

𝕎𝔼𝕃ℂ𝕆𝕄𝔼 𝕋𝕆 𝕄𝕐 𝕊𝔼𝕏 𝕊ℍ𝕆ℙ - WooSan/SanWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora