🎵 Little Numb Bug- Em Behold 🎵
No quiero sonar dramático pero: a ver si me muero.
Nunca pensé que dolería más romper con una amiga que romper con una pareja o, bueno, pareja o lo que coño fuera la relación que tenía con Darío. Yo que sé. Joder. Qué equivocado estaba.
Saber que he hecho daño a Raisa y escuchar de su boca que no quiere saber nada de mí ha dolido mucho más. Y ha sido un dolor diferente, un dolor de los que te atraviesan la puta mente y no te dejan respirar: el dolor de perder algo que dabas por descontado.
Porque yo siempre pensé que Raisa y yo seríamos mejores amigos el resto de nuestras vidas, que seríamos los padrinos de los hijos que tuviera el otro... Ella ha sostenido los cimientos de mi jodida casa y ahora estos cimientos se han llenado de la raza de termitas más asquerosa y agresiva que haya y de un moho que apesta y pudre y de repente todo el edificio se ha venido abajo.
Nunca, en ningún momento desde que la conocí, se me pasó por la cabeza que acabaría perdiéndola.
No dejo de rememorar la discusión: el beso que me dio, el dolor en su cara cuando la rechacé, mis palabras de puto imbécil... Porque es lo que soy. Un puto imbécil. ¿De verdad Raisa estaba enamorada de mí? ¿Cómo no he podido verlo? Joder, joder, joder.
Desde ese sábado no dejo de pensar en ello.
Y esta mañana de lunes, cuando mamá ha ido a ver por qué no iba al instituto y le he dicho que me encontraba mal, que me dolía todo, me ha creído.
Se ha acercado para darme un beso en la frente e incluso ha dicho que tenía fiebre. Será verdad.
ISAAC: Tío, ¿estás bien?
Me ha escrito mi amigo esta mañana después de la que tendría que haber sido la primera hora de clase. Tanto Jonathan como Isaac me han escrito estos días, pero yo no he respondido.
No es que no quiera hablar con ellos, simplemente no sé cómo hacerlo.
ISAAC: Tío, ¿estás bien?
SALVA: Sí, no te preocupes, solo un poco constipado.
¿Habrá ido Raisa a clase hoy? Seguro que sí. Pues claro que sí.
Pero aún así he esperado sus mensajes. Ni idea de por qué. Si ya me dijo que no íbamos a seguir siendo amigos. Joder. Todavía no me lo creo.
Cuando me quiero dar cuenta ya son las 22:30 de la noche y yo solo he salido de mi habitación para comer y para cenar.
Sé que pasar tanto tiempo metido en casa no puede ser bueno, por lo que decido irme a dar un paseo para despejar la mente o lo que coño se haga en momentos como estos. Mamá y Juanjo están sentados en el sofá de cara al televisor, mientras que mi padre sigue en el trabajo. Pero a mí no me apetece hablar ni ver a ninguno de ellos, por lo que me limito a decirles que me iré a dar un paseo y eso es todo.
No me hacen preguntas. No se dan cuenta de que ESTOY PASÁNDOLO FATAL. Joder.
Estoy a punto de echarme a llorar mientras bajo las escaleras para irme de casa, monopatín en mano, pero me contengo porque ya he llorado suficiente en los últimos días.
¿Qué estará haciendo Darío? ¿Qué estará haciendo Raisa? ¿Pensará en mí alguno de ellos del mismo modo en el que mi mente está gritando sus nombres?
Es de noche y las farolas apenas iluminan la calle de mi casa. Tuerzo una esquina adentrándome en la calle de la frutería de los padres de Isaac y me subo en el monopatín para emprender un camino sin rumbo fijo.
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Perdona si te llamo Cayetano | A LA VENTA EN FÍSICO
RomanceDARÍO tiene dieciséis años, estudia en el instituto privado más elitista de Valencia y (casi) todos sus amigos se llaman Cayetano. Una noche, Darío se cuela en una discoteca y tiene un encuentro con Salva... o más bien, un reencuentro. SALVA también...