Llamadas.

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Lena despertó un tanto acalorada en la madrugada, vestía una pijama que no era la más fresca y cerca de ella tenía a Kara abrazándola. Desconocía en qué momento Kara había decidido quedarse a dormir con ella, pero era algo que no le molestaba en lo absoluto.
Su sueño normalmente era muy ligero, pero era notorio el cansancio que se había acumulado durante días, porque no se explicaba cómo Kara le había puesto esa pijama y ella ni siquiera lo había sentido.

Se levantó con el mayor de los cuidados y fue a la cocina a beber agua, sintió unas manos abrazar su cintura y una boca acercarse a su oído.

—¿No puedes dormir, preciosa?—Lena al sentir ese aliento cálido y escuchar esa voz que ahora parecía ronca, sintió como una especie de escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Inmediatamente se relajó y disfruto de aquel agarre.

—No era mi intención despertarte, bonita.

—No pasa nada. ¿Muy sedienta?

—Sí, tenía la pijama incorrecta y desperté acalorada.

—Lo siento, fue la única que encontré. Lo que menos quería era perturbar tu sueño de alguna forma.

—Te agradezco la intención. Aunque me pregunto cómo le hiciste para vestirme sin que yo me diera cuenta.

—Admito que no fue una tarea fácil. Tuve que ser sigilosa y bueno, ya sabes que eres hermosa en cada sentido... Así como en cada centímetro de tu piel.—Lena se giró para quedar frente a frente con su novia.

—¿Te gusta cada centímetro de mí?—Si Lena pudiera observarse se daría cuenta de lo que un simple levantamiento de ceja, podía provocar en las demás personas y especialmente en Kara. La segunda tuvo que contener sus arrebatados impulsos.

—Cada parte de ti es maravillosa, entre más te conozco, más pienso eso.

—Lo mismo puedo decir yo de ti, me encantas por completo.—Eran las dos de la madrugada y tenían que trabajar en unas horas, pero nada de eso les importó y se dejaron llevar por  lo que estaban sintiendo.

En su mente habían creado diferentes escenarios en los que creían que podían estar juntas por primera vez, pero las cosas no planeadas en ocasiones resultaban mejor, así como ahora.

Primero se besaron lentamente, sin ningún tipo de prisa, únicamente disfrutando el increíble presente que estaban experimentando, hasta que la velocidad fue aumentando y las ganas  tomaron el control de aquel primer momento tan único entre ambas. Sus besos y caricias fueron recorriendo cada parte de sus respectivos cuerpos.

Kara nunca había tocado una piel tan suave como la de Lena ni había disfrutado tanto de un aroma como el que desprendía ella, todos sus sentidos estaban completamente activados.

Respecto a Lena bastaba decir que que nunca había experimentado tantas sensaciones a la vez y ya no podía frenar sus incontrolables ganas de sentir que Kara le pertenecía y viceversa.

—Esto en verdad está pasando—Kara como era habitual solía pensar en voz alta.

—Claro que sí, Kara. Sólo sigue tocando para que compruebes cuán real es.

—Eres hermosa, Lena. Quiero que te sientas más amada que nunca y disfrutes de cada segundo como yo.—No era momento de hablar y ambas lo sabían, como pudieron llegaron a la habitación y se perdieron en el profundo amor que experimentaron esa maravillosa noche.

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La alarma de Lena sonó y les hizo darse cuenta que un nuevo día había llegado.

—Kara, no dormiste prácticamente nada...

—Es la primera vez que me alegro de no poder dormir, aunque odio tener que ir a trabajar.

La chica del apartamento 512 (Supercorp).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora