La suegra

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Kara empezó a hacer una especie de oración a no sé qué entidad metafísica, necesitaba un milagro para salir bien librada de esta complicada situación. ¿Por qué todas las cosas más extrañas del mundo tenían que pasarle justo a ella? Tuvo ganas de gritar y recordó a tiempo que no podía hacer ningún ruido.

¿Cómo sería su suegra?, ¿Qué le diría?, ¿Tomaría de buena forma la relación entre ella y su hija?, ¿Y si la señora las separaba como a Lex y a Clark? De una sola cosa estaba segura, ella no dejaría que la separaran de Lena. Estaba dispuesta a decírselo y enfrentar lo que fuera, pero ahora tenía que resolver el pequeño detalle de no tener con qué vestirse.

Tenía que calmarse y pensar con claridad, no sabía dónde estaba su ropa y la de Lena evidentemente no le quedaba. Sus complexiones físicas eran diferentes, empezando por su estatura. ¿Por qué tenía que ser más alta que Lena? Tan fácil que sería poder usar las mismas prendas ¿Por qué tenía que ser rubia? Bueno, eso no tenía sentido con nada de lo que estaba pasando, pero de la desesperación ya estaba pensando cualquier tontería. Amaba ser rubia.

De todas formas decidió explorar el clóset de Lena a ver si encontraba algo decente, nada podía ser peor que como se encontraba ahora, sólo la cubría una toalla. Al revisar prenda por prenda se topó con que la mayoría de la ropa de Lena era demasiado elegante y ajustada. Al fin encontró una sudadera holgada y sintió que al fin la vida era buena con ella.

Sí, se moriría de calor, pero prefería eso a pasar vergüenza con la mamá de Lena. Encontró un pantalón deportivo que no le quedaba tan mal, se veía horrible su combinación, pero al menos estaría presentable. Eso no significaba que estuviera lista para conocer a Lilian Luthor, pero al menos ya no sentía tanto pánico. Se moría de curiosidad por escuchar de qué tanto estaban hablando aquellas dos Luthor.

—Me sorprende tu visita de una forma que no serías capaz de imaginarte.—Lena se sentía peor que cuando era adolescente y hacía molestar a su madre.

—Y a mí lo que me impacta es darme cuenta dónde vives. ¿No te pagan lo suficiente en tu trabajo? Pensaba que trabajas para Andrea Rojas.

—Veo que estás más enterada de mi vida de lo que creía. Para tu información, sí, trabajo para Andrea. Y gano lo suficiente para vivir bien, si estoy aquí es por gusto.

—¿Qué podría tener un lugar como este, Lena?

—No sabes el hermoso tesoro que esconde este edificio, madre. No todo se trata de dinero en la vida.

—No puedo permitir que sigas viviendo en un lugar como este, al menos deberías dejarme ayudarte.

—Aunque te agradezco el ofrecimiento, sé que aceptar cualquier cosa de ti, significaría someterme a tus reglas y no estoy dispuesta a eso. Ya soy una adulta, puedo encargarme de mis cosas sin necesidad de que tengas que estar rescatándome todo el tiempo.

—Pues yo no estoy de acuerdo con eso, Lena. Si por lo menos vivieras en un lugar mejor, quizá me sentiría tranquila de la vida que elegiste.

—Estoy mejor que nunca, madre. En todos estos meses que no estuvimos cerca, aprendí a ganarme la vida y a desarrollarme en otros aspectos. Si yo de verdad te necesitara, lo habría hecho al comienzo, no ahora.

—No te busqué antes porque esperaba que entraras en razón, pensé que terminarías dándote cuenta que tu lugar estaba en tu casa y con tu familia.

—¿Escuchas algo de lo que te estoy diciendo? Yo estoy mejor que nunca en mi vida.

—Por favor, hija. Vuelve a casa

—Lamento que sólo hayas venido a eso, pero de una vez te digo que no pienso hacerte caso.

La chica del apartamento 512 (Supercorp).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora