Habían pasado cuatro días desde que Arianne había decidido ponerse a jugar con la cabellera de Maddison y que esta había huido, hecha un mar de lágrimas. Antoine, que así se llamaba el joven que la había encontrado y con el que, sorprendentemente, había bajado la guardia, se había terminado por convertir en su primer amigo y en su fiel consejero. «No sé si puedo considerar a Rania como mi amiga. Tengo la sensación de que soy una imposición por parte de su hermano», reflexionaba para sus adentros. Y era cierto. Maddison deseaba poder considerarse su amiga, pero aún no se sentía preparada para plantearse si esa era la clase de relación que tenían. Aun así, le gustaba pasar tiempo con ella; Rania era todo corazón.
En cierta manera, Maddison veía un poco de Raven en su nuevo amigo. Aunque con más dulzura y delicadeza, Antoine la había ayudado en un mal momento, la había escuchado y no la había juzgado. De hecho, incluso había querido dar la cara por ella.
Aquella misma mañana, Rania había descubierto lo sucedido y había estado de acuerdo con Antoine en que Arianne merecía un buen escarmiento. Pero la joven no les había dejado llevar a cabo su plan.
—Mi cabello no es lo importante. El pelo es pelo y volverá a crecer —les había dejado claro.
La venganza, a su parecer, había sido terminar de cortarlo para dejarlo igualado y aún más corto. Quizás para Arianne el aspecto de una chica fuese algo importante, pero para Maddison se trataba de algo a lo que nunca había prestado atención y a lo que dudaba que empezara a ser crucial en su vida. Solo la había pillado desprevenida.
—¿Estás segura? —susurró Antoine con las tijeras en la mano.
—Aún estamos a tiempo de pedirle a Arianne que revierta lo que ha hecho —le recordó Rania.
—Córtalo —insistió ella.
Como había sucedido la vez anterior, los mechones de su cabello empezaron a desprenderse y a amontonarse en el suelo, pero esta vez, había sido por decisión propia. Cuando Rania terminó con el trabajo, Maddison movió el cabello con las manos y lo hizo volar por el aire; apenas le rozaba la parte inferior de la oreja y no recordaba cuanto hacía que no lo llevaba tan corto, pero se sintió extrañamente liberada y más ligera.
—¡Ahora sí que parece que tenga una hermana mayor! —exclamó Rania entusiasmada.
Ciertamente, parecía que habían ido al mismo estilista. Maddison no pudo evitar reírse ante tal reflexión.
«Posiblemente, cuando Raven vuelva, no me reconocerá sin mi cabellera salvaje», reflexionó divertida. Lo cierto, es que se moría de ganas por verle.
Y pasados cuatro días, su deseo se cumplió: esa misma mañana, al despertarse, se sintió ansiosa y energética, aunque no sabía muy bien por qué. A pesar de sus sentimientos encontrados, no perdió el tiempo y bajó a desayunar con Nico, Rania y Raymond, como venía siendo costumbre. Este último parecía empezar a sentirse cómodo con su presencia, incluso hablaba un poco más.
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La ladrona y el cuervo [Completa✔️]
FantasyLa soledad, la supervivencia y la pobreza convirtieron a Maddison en una hábil ladronzuela capaz de realizar el más sutil, silencioso e inadvertido hurto. Ella no tiene apellido, título, ni padres y aun así consigue alimentar al pequeño Nico, el cua...