Pasaron cinco días. Cinco días en los que prácticamente el insomnio y la ansiedad se volvieron sus peores enemigos. Cinco días en los que lo poco que comía para seguir haciendo funcionar su organismo se le revolvía en el estómago y volvía a salir disparado por su boca. Cinco días en los que, cada vez que se quedaba a solas, cerraba los ojos y deseaba con todas sus fuerzas que Nico estuviera bien y a salvo. Cinco días en los que soñaba con abrazarle. Cinco días que dieron comienzo a una pesadilla.
Cuando la noche se alargaba y la oscuridad de su habitación se hacía demasiado pesada, a veces, con un poco de suerte, por cansancio y agotamiento, terminaba por quedarse dormida. Pero a pesar de que Raven trataba, con toda la delicadeza que podía, no despertarla al levantarse, Maddison notaba hasta el más mínimo cambio en el aire. El único consuelo que encontraba era entre sus brazos, debajo de las sábanas.
Aquello se había convertido en la única manera en la que su mente se alejaba de todo lo malo, de todo lo que podía ser y que deseaba que no sucediese.
Raven era el hogar y la estabilidad que jamás había tenido.
La última noche volvió a tener la misma pesadilla, pero aquella vez, la voz que sonaba en su cabeza se hizo más fuerte y se atrevió a hacerle frente.
—Estás cerca —volvió a escuchar.
Una vez más, se encontraba en las calles de Ethova, derrumbadas y colmadas de cenizas que caían incesantemente del cielo carmesí.
—¿¡Quién eres!? ¿¡Cerca de qué!? —le gritó de vuelta.
La joven notó el calor mientras se sumía en un estado de rabia y desesperación. Desafiante, invocó el fuego y, con la cabeza bien levantada, dejó que se extendiera a su alrededor. El sonido de las llamas se impuso incluso dentro de su caótica mente y con el corazón desbocado observó el mundo a su alrededor, haciéndose pedazos.
De repente, una figura apareció en medio de su propio incendio, caminando como si fuera un fantasma.
Maddison parpadeó dos veces, incrédula. Sabía que aquello era un sueño, que no era real. Había empezado a soñar con pequeños fragmentos, pero cada vez que lograba quedarse dormida, lo hacía con más intensidad. Pero aún no había visto a nadie más en su sueño.
Una mujer de cabellos dorados caminaba hacia ella; el fuego no la dañaba. No había ninguna expresión en su rostro, se movía con gracia como si flotara. Pero lo más sorprendente era que estaba completamente desnuda. Su piel pálida parecía suave. No existían cicatrices ni heridas, pero la joven reparó en su abultada barriga. Claramente, estaba o había estado embarazada recientemente.
—Scarlett Phyrgar —murmuró, tratando de averiguar su identidad. ¿Podía ser una coincidencia?
No hubo respuesta por su parte. Aunque tampoco lo había formulado como una pregunta. Al contrario, ella no negó las palabras que acababan de salir, con asombro, por su boca.
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La ladrona y el cuervo [Completa✔️]
FantasyLa soledad, la supervivencia y la pobreza convirtieron a Maddison en una hábil ladronzuela capaz de realizar el más sutil, silencioso e inadvertido hurto. Ella no tiene apellido, título, ni padres y aun así consigue alimentar al pequeño Nico, el cua...