Capítulo XII: El fuego que hay en mi

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Se despertó sobresaltada, escuchando a Raven gritar su nombre

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Se despertó sobresaltada, escuchando a Raven gritar su nombre. Nada más abrir los ojos y tratar de reincorporarse, se vio en un santiamén devuelta al suelo por una fuerza que aplastaba su espalda; su cabeza rebotó en el duro suelo de las Montañas de Hosk.

Maddison trató de ejercer fuerza con sus brazos, pero cayó nuevamente con la cabellera revuelta en la cara y con la mejilla ardiendo por el roce con el suelo. Se sentía aún adormilada, incapaz de entender que es lo que estaba sucediendo.

—Hola, bella dama —le susurró una voz desagradable en el oído.

En ese mismo instante, sintió como si estuviera presenciando la aparición de un fantasma y un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Con sus labios aún pegados en su oído y tirándole el aliento, se removió nerviosa, tratando en vano de lograr levantarse para acabar con aquel desgraciado. Este le acarició el rostro, con las manos sucias, antes de aparecer en su campo de visión y mostrarle una escalofriante sonrisa.

—Hijo de puta —escupió ella nada más verle.

El capitán Krosm la agarró del cabello y en rápido movimiento hizo que su cabeza rebotara nuevamente, esta vez, aplastándole el cráneo contra la tierra. Maddison gruñó por el dolor y se mordió el labio tratando de no gritar; no quería satisfacer sus oscuros deseos de verla retorcerse de dolor.

—¡Suéltala! ¡Desgraciado! —escuchó gritar a su compañero.

Al tratar de enfocar la vista, aun con el ceño fruncido, pudo verlo sujeto por dos esbirros de la guardia negra. Raven luchaba con su cuerpo, con la mandíbula prieta, e hizo falta que se uniese otro más para sujetarlo y que no se deshiciera de su agarre. Este último le propinó un puñetazo en el estómago y lo doblegó casi al instante.

La cabeza de la joven palpitaba; estaba empezando a marearse cuando notó un líquido caliente recorrer su frente. Poco después, vio una gota de sangre caer ensuciando el suelo. ¿Cuántas veces iba a derramarse?

—Supongo que tu marido no ha vuelto de entre los muertos —apuntó burlándose el capitán—. Tu amante, ¿quizás?

—¡Él no tiene nada que ver conmigo! —gritó ella en respuesta.

Nuevamente, trató de levantarse, pero el cabrón la tenía bien agarrada. Entonces tiró de ella y la obligó a arquear la espalda; hizo que se levantase parcialmente, para obligarla a mirar como sus subordinados se divertían golpeando a su compañero.

Raven torcía el gesto con cada golpe que recibía, pero seguía mirándola: sus ojos se clavaban en los de ella sin querer apartar la mirada. Maddison no supo si lo hacía para maldecirla o para tranquilizarla, pero se sintió peor con ello.

—La manera tan tierna con la que te mira parece indicar lo contrario.

—Debí matarte —le espetó.

Krosm rio escandalosamente; era como si sus palabras le acabaran de hacer cosquillas.

—Y yo debí verte arder en aquella ocasión —sonrió—. No volveré a cometer el mismo error, bruja.

La ladrona y el cuervo [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora