Durante todo el día, habían andado en dirección a la frontera con las Montañas de Hosk y le dolían los pies a rabiar. Tenían dos caballos, tan agotados, que habían acordado tirar de ellos para no sobrecargarlos.
La tormenta no había durado mucho y para cuando había amanecido, solo quedaba el rocío. El sol brillaba en lo alto del cielo y el calor había sido, incluso, bochornoso. Tanto, que incluso le sudaban los pies, enfundados en unas botas que al final le habían hecho llaga. De ahí venían, principalmente, todos sus males.
Maddison no podía dejar de maldecir los cambios de tiempo, tan inestables como de costumbre, de toda Ethova; incluso había terminado por arrancarse la manga que aún conservaba. Bueno, más bien lo había hecho Raven: la había ayudado a deshacerse de esta de un simple tirón. Desconocía cuanta fuerza podía tener en las manos, pero había quedado impresionada y se había dado cuenta de que, efectivamente, parecían robustas.
Al caer la noche, habían esperado pacientemente para asegurarse de que no había guardias cerca de la muralla y de que podían saltarla sin ningún problema.
Era cierto que estaban dentro del territorio de Sinful Amazons, y que, si hubieran tratado de cruzar por Pana, hubiera sido una tarea prácticamente imposible por todos los guardias aposentados en sus entradas y salidas. Pero que trataran de cruzar la parte que conectaba con Sinful Amazons, territorio un tanto salvaje y poco habitable, no significaba que estuviese exento completamente de vigilancia. Por ello, les iba a ser imposible lograr pasar con los caballos.
Maddison se enfadó al pensar que finalmente deberían dejarlos allí; ya había perdido a Black y ahora iba a tener que abandonar a esos dos ejemplares. Pero Raven le aseguró que tenía un plan y que debía confiar en él. Según decía, iba a apañárselas para cruzar a los animales.
La joven rio al pensar que se trataba de una broma, pero el rostro de su acompañante era serio. Lo decía de verdad.
Para la primera parte de su plan, parecía que el destino se estaba poniendo de su lado; los guardias que debían proteger aquel tramo habían dejado claro que la vigilancia no era lo suyo. Tras realizar el cambio de turno, se habían sentado a beber y a jugar a los dados, hasta terminar emborrachándose e incluso llegando a dormirse. «O quizás se han quedado inconscientes», pensó ella. Tampoco es que tuviera curiosidad por averiguarlo. «Si estos irresponsables son los que deben proteger el territorio de posibles asaltos o ataques de animales, estamos apañados», no pudo evitar opinar.
Pero, por otra parte, se alegraba de ello; gracias a que aquel par se habían quedado fuera de juego, pudieron trepar por la pared de piedra y saltar hasta el otro lado sin mucho problema. Al menos, en el sentido físico; Nico no había estado muy de acuerdo de tener que subirse a espaldas de Raven y terminó enfurruñado mientras este trataba de explicarle que Maddison no podía cargar con él mientras escalaba. Hubiera sido una tarea más difícil y peligrosa.
—¡Quiero ir con Maddie! —se había quejado.
—No seas malcriado y súbete —había insistido Raven.
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La ladrona y el cuervo [Completa✔️]
FantasiLa soledad, la supervivencia y la pobreza convirtieron a Maddison en una hábil ladronzuela capaz de realizar el más sutil, silencioso e inadvertido hurto. Ella no tiene apellido, título, ni padres y aun así consigue alimentar al pequeño Nico, el cua...