Capítulo XVII: La prueba

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Maddison observó a la abuela Tera: rebuscaba ávidamente entre sus documentos, de espaldas, mientras la joven se ponía cada vez más nerviosa

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Maddison observó a la abuela Tera: rebuscaba ávidamente entre sus documentos, de espaldas, mientras la joven se ponía cada vez más nerviosa. Había estado así más de diez minutos, sin dejar de murmurar palabras que no entendía y que solo lograban empeorar la situación y su estado crispado de ánimos.

Una mano le tocó suavemente el hombro y la joven agradeció la compañía de Raven en silencio. Aunque su sola presencia indicara que su tiempo de espera había concluido; nadie sabía que le esperaba más allá de aquellos últimos instantes de seguridad.

Cuando la abuela Tera por fin se giró, sus ojos brillaban de emoción. Aunque Maddison aún no comprendía por qué esta le tenía tantas ganas a una prueba que podía ponerla de patitas en la calle. Porque además de la incertidumbre que sentía por ella, Leonidas le había hecho saber que nada era seguro; aunque la superara, debería esperar al veredicto del pueblo. El líder y el resto de la comunidad tenían el poder de decidir, mediante votación, si merecía poder quedarse entre ellos. Y ya se había ganado algunos enemigos.

Así de simple, y a la vez, escalofriantemente rebuscado, se iba a decidir su destino. Aunque no le cabía duda de cuál sería la opinión de Arianne.

—Esta noche quiero que te dirijas al ásylo —le dijo atropelladamente.

Al ver su cara de confusión, prosiguió a aclararle las ideas:

—Al lugar donde te reuniste aquella noche con Leonidas —le explicó—. Raven, querido. ¿Hablarás con Rania para que le deje otro vestido? Yo ni siquiera sé si voy a tener tiempo de comer. ¡Cuánto trabajo tengo aquí!

—No te preocupes, abuela Tera. Hablaré con Rania para que le deje un vestido bonito —le prometió este.

—Había pensado en usar ropa un poco más cómoda, como unos pantalones —intervino Maddison esperanzada.

—¡Ni hablar! ¡Haz que se ponga un vestido! —le inquirió la abuela a Raven.

—Con todo el respeto, abuela Tera, creo que no necesito que Raven, ni ningún otro varón, haga que me vista de alguna manera. Es mi decisión —recalcó la joven ofendida.

Lo miró de reojo tras pronunciar aquellas palabras; Raven simplemente se encogió de hombros mientras la abuela movía la mano en el aire, restándole importancia.

—Ay, querida... —suspiró con pesar—. Ya hablaremos de lo que os espera a ambos y de los acuerdos a los que queráis llegar por el bien de vuestra futura relación —contestó con brillo en sus ojos—. Creo que va a ser un hueso duro de roer, querido —le susurró a Raven—. ¡Pero lo primero es lo primero! ¡La prueba es hoy!

Ignorando el seguido de quejas que Maddison proclamó, la abuela Tera se volvió a girar y empezó a buscar nuevamente entre sus cosas, energética y rápidamente. Parecía un torbellino descontrolado en medio de su salita y no parecía estar por la labor de responder ninguna de sus preguntas.

La ladrona y el cuervo [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora