La primera vez que Robin se había hecho daño, fue un recuerdo que apareció en el preciso momento en el que escuché su dolor.
Habíamos estado corriendo uno tras el otro alrededor del gran árbol situado en el patio de nuestra casa. Los dos habíamos acelerado el paso y alguno de los dos (en realidad no sé quién fue) corrió en dirección contraria rodeando el árbol y chocamos. El aullido de dolor de mi hermano hizo a mi madre salir de la cocina. Recuerdo que me acerqué a él y ví la mancha de sangre brotando de su rodilla izquierda. Era espesa, roja y púrpura a la vez y desprendía un fuerte olor que en su momento no logré identificar. Me asusté demasiado que comencé a llorar mientras mi madre intentaba hacer algo.
Ví a mamá respirando con dificultad y gritar por ayuda y después...
Después habían llegado un montón de esos señores que se hacían llamar doctores y se llevaron a Robin al "lugar prohibido".
No me castigaron o me preguntaron nada, solo se limitaron a limpiar cuidadosamente la sangre que Robin había dejado en el césped del jardín. Después de eso nos prohibieron saltar, correr o hacer cualquier juego que implicara la violencia.
Ahora Robin está sangrando frente a mí y yo no tengo idea de qué hacer. La última vez que sangré fue para morir. Solo tengo un vago conocimiento del como tapar la herida, pones una bandita y listo, no sé nada de suturar o detener una hemorragia. Pero a Robin no le puedo ver la herida, solo la sangre que brota de algún lugar en su espalda.
Intento moverlo para ver por debajo pero su mueca de dolor me advierte de que es una mala idea.
—Dime dónde te duele Robin, necesito saber para curarte.
Él parpadea y deja de agarrarse los brazos. Está todo revolcado por la caída y tiene ramitas, lodo y para mí sorpresa un trozo de corteza de árbol en la cabeza. Se la quito de encima y descubro que el cabello también tiene sangre.
—Creo que me estrellé contra un árbol. —suelto una ligera risa y Robin me mira extrañado—. Cómo te puedes estar riendo Romina. Esto es serio.
—Disculpa, es que justo estaba recordando tu primera caída ¿Lo recuerdas?
—¿Eh? —se toca la cabeza y su mano queda manchada de más sangre—. La verdad es que no. En este momento no.
—Bueno ¿Entonces?
—Es la espalda —intenta moverse pero solo consigue gruñir de dolor— Parece que me raspé toda la piel, la siento en carne viva. Es un picor insoportable y doloroso.
—Bien, voy a intentar volver a moverte. —me arrodillo a su lado—. Así que toma aire y aprieta los labios.
Robin obedece y lo tomo de un costado. Pongo una mano en su brazo, otra en su cadera y comienzo a moverlo con cuidado. Se queja un poco pero me deja girarlo y poder mirar su espalda. Y en efecto, su piel está totalmente raspada pero afortunadamente no está desprendida. La tela de su camisa ha desaparecido y solo la piel la tiene enrojecida. Además tiene incrustadas ramas y piedras.
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Romina Neón #1 El Dominio
Ciencia FicciónRomina Neón posee una forma peculiar de filtrarse a su antojo en los cuerpos de los mortales y hacer que pierdan el control de sus débiles mentes. Tiene un objetivo en especial, acabar con un hombre poderoso. Cuando está a punto de lograrlo, aparece...