•23• Desatar y atar

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La veintena de manos que me sostienen me impiden moverme de mi lugar

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La veintena de manos que me sostienen me impiden moverme de mi lugar. En cuanto la primera persona me toca, puedo controlar mi defensa y no proyectarla a varios metros por su toque aguerrido. Charlie parpadea un par de veces, recuperándose al instante.

—No me puedes ganar, Poem.

—Pero yo sí.

Responde por mí, la voz de un hombre a las espadas de Charlie. Lo primero que noto es que tiene el cabello blanco, las misma facciones que Romina y los ojos celestes.

—¿Y tú quien carajos eres? —ruge Charlie con el cuerpo inclinado hacia adelante y las manos en garras frente al hombre.

—Alguien superior a ti, me imagino.

Su sonrisa arrogante aparece y las manos le comienzan a chispear. Pero Charlie no se queda quieto y en menos de un santiamén corre al frente. El hombre alza una mano y lo atrapa por el cuello en el aire, la avienta al suelo. Pero Charlie no se queda para mirar el paisaje desde abajo, se levanta deprisa.

Escucho que alguien me chista, quito mi atención del par y veo a Priscila escondida a dos autos de mí. Niego lentamente con mi cabeza y ella apunta a algún lugar dentro del edificio. No logro entenderle hasta que articula la palabra Romina. Mis ojos se abren con sorpresa y van rápidamente buscando su objetivo. Todo es sombras adentro del pasillo y desde aquí no alcanzo a ver nada.

—¡Abre los ojos, cobarde! —grita Charlie y después escucho el chasquido que hacen los huesos de alguien al romperse.

Vuelvo mi atención a mi hermana que también los ha escuchado. Exclama un "¡Sí!" Quedito y sé que el lastimado fue Silver.

—Debes. irte. ahora —articulo exigente, ella niega y levanta el dedo meñique.

Quiere cumplir la promesa de llevar a Romina a salvo. Estoy por decirle que ella no está aquí, cuando la misma Romina se manifiesta.

—¡No! —su grito viene acompañado con la imagen del hombre. Charlie lo ha herido de su ojo derecho.

Las manos que me sujetan siguen reteniendo su agarre sobre mis brazos. Por el rabillo del ojo veo a mi hermana salir de la avenida y adentrarse por un pasillo lateral del edificio.

Las patrullas se escuchan a lo lejos, para después irse acercando al lugar. De ellas bajan los policías, soldados y demás cuerpos de seguridad. Se detienen a un lado mío, pero no me miran a mí. Toda su atención está puesta en la cara de Charlie.

Por un instante me aparto de la escena y miro a las sombras. Hay dos puntos casi brillantes que se mueven dentro de ellas. Mientras más miro las sombras, la claridad se va adaptando a mis ojos.

Romina Neón #1 El Dominio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora