Hace horas que el calor de la fogata se fue. Observo desde la distancia a mi luna terrenal. Las sombras intentan cubrirla por completo, imposible. Las manos me arden y no por mi poder. Arden de deseo por tocarla, por recorrer el contorno de sus labios y acariciar la textura de su cabello.
—¿Tú tampoco puedes dormir? —susurra con los ojos cerrados.
—No —sonrío, me incorporo sentando sobre mis piernas— ¿Y tu?
—Solo una hora, creo.
—¿Por qué no podías dormir? —abre sus ojos celestes al fin.
—Estaba pensando demasiado ¿Donde piensas que pueda estar mi mamá?
—La última vez que la vi nos dejó esto a Priscila y a mí —me incorporo y del bolsillo de mis pantalones saco la pequeña hoja de árbol.
—¿Enserio estuvieron con ella?—se levanta toma la hoja y toma asiento de nuevo sin moverse de su lugar.
Su cabello corto está todo alborotado cuando observa con curiosidad la hoja entre sus dedos. Me encuentro apreciando lo adorable que se ve haciendo un pequeño y secreto puchero con sus labios.
—No supimos donde la perdimos pero me imagino que se encuentra bien o al menos eso pienso.
La veo negar con la cabeza y sonreír, guarda la hoja en alguna parte segura de su ropa suelta.
—¿Crees que tú hermano sepa exactamente a dónde fue ella? Al parecer estaban en el mismo lugar los dos.
—¿No viste como se puso? Estaba todo alterado cuando tú y Priscila contaron que se habían encontrado con nuestra madre, además él si la vio en la caja de Pandora solo que... —su mirada queda detenida en algún punto detrás de mí.
—¿Qué? ¿Sucedió algo en especial?
—Nada, creo que es un pensamiento estúpido —sacude su mano para quitarle importancia—. Lo que pensaba pensando también era que debemos de buscar a Matt.
La idea no me parece lo más magnífica. Volver a ver a ese sujeto me recuerda lo sucedido en el bosque. En la forma que me advirtió de que Charlie controlaba a Romina. En la forma que él quería que entrara en razón y yo como idiota no lo escuché. No me agrada la idea de encontrarlo y pedirle disculpas por eso.
—¿Por qué lo buscaríamos? —pregunto aún sabiendo la respuesta.
—¿No es obvio? Tenemos que hacer que gane las elecciones. No podemos permitir que Charlie se haga al mando del ejército o de las personas de la ciudad.
Tenía un punto por eso. Lo habíamos hablado en la fogata con los otros y esa era la conclusión que habíamos llegado. Charlie pretendía utilizar su poder para intentar algo que Robin llamaba "Dominio total". Hitler le iba a quedar corto.
—¿De verdad creés lo que dijo Robin? —ella muerde su labio inferior con fuerza.
—Me agrada que hablen de mí —la voz de Robin sale de la madriguera—. Me hace sentir importante.
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Romina Neón #1 El Dominio
Science FictionRomina Neón posee una forma peculiar de filtrarse a su antojo en los cuerpos de los mortales y hacer que pierdan el control de sus débiles mentes. Tiene un objetivo en especial, acabar con un hombre poderoso. Cuando está a punto de lograrlo, aparece...