Extraño y bonito a partes iguales.

1.1K 133 148
                                    

30 de septiembre.

Irish.
Siempre quise tener un momento así con alguien, y sinceramente, no esperaba tenerlo con mi reciente vecino. Sus ojos se clavaban a los míos con ímpetu y sentía que mi corazón comenzaba a desbordarse.

—Bueno...—Se aclara la voz. — ¿Qué te pongo? —Aparta la mirada. Tardo unos segundos en reaccionar.

—Eh...Otro cubata, por favor. —Le sonrío avergonzada. Vale, creo que ese "momento" había sido imaginación de mi cabeza mezclada con las copas que llevaba encima.

—Marchando. —Golpea la barra con las manos y se gira hacia la enorme colección de alcohol a su espalda. Mi vista se dispara hacia el bolsillo trasero de su pantalón oscuro, pero no penséis que soy una pervertida a la que le gusta observar culos ajenos, su teléfono sobre salía de él y una luz blanca y cegadora ante mis ojos de borracha, iluminaba la pantalla.

— ¡Eh! —Le llamo.

—Si que eres impaciente...—Bromea caminando hacia mí con mi bebida en mano. —Aquí tienes. —Me lo coloca delante.

— ¡No, no! —Niego con la cabeza mientras le señalo su espalda.

— ¿No lo quieres? —Frunce el ceño y mira sobre su hombro sin tener idea de hacia donde señalaba. — ¿Estás bien? ¿Necesitas que te llame un taxi? La dirección me la sé. —Alza las cejas y sonríe de costado.

—Sí, estoy bien. —Ruedo los ojos. —Tu teléfono, está sonando. —Aclaro.

—Oh, gracias por avisar. —Lo pilla con un gesto rápido y cuelga sin siquiera mirar el nombre.

— ¿Una ex borracha? —No quito la mirada de él mientras me llevo la pajita a los labios.

— ¿Qué? —Frunce el ceño, pero se ríe. —No, era mi compañero de piso. —Niega con la cabeza.

—No sabia que vivías con alguien más...—Comento simplemente para crear conversación, eso de hablar con una maceta no era muy gratificante que digamos y sé que a Liv aun estaría liada.

—Sí, bueno, vivo con mi mejor amigo: Dylan. —Me sonríe.

— ¿Dylan O'Brien? —Abro los ojos de par en par.

—Mmm, yo diría que no. —Hace como que se lo piensa.

—Pues vaya. —Remuevo la pajita en mi copa.

—Lo siento por decepcionarte así...—Hace un mohín divertido.

— ¡Oye! —Un chico alza la mano para llamar su atención.

—Tengo que irme. —Me mira de reojo.

—Oh, ya, ya...Y yo. —Agarro mi copa y me levanto como puedo.

—Me caes bien, vecina. —Me señala con diversión.

— ¿Seguro? Yo que tú no decía eso, aun no me has visto sobria. —Bromeo y él se ríe.

—No llames a ningún ex, anda. —Se dirige hacia otro grupo de personas.

—Buen culo, ladrón pibón. —Susurro para mí, antes de beber de mi bebida y caminar hacia un sofá apartado con una sonrisilla de borracha.



1 de octubre.

Irish.

No recordaba así de mala la resaca, joder. Cuando oigo el telefonillo por tercera vez, comienzo a creer que mi cabeza explotaría y arruinaría mis recién pintadas paredes con mi sangre y restos de cerebro.

El amor verdadero es caprichoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora