No me sueltes, nunca.

957 114 48
                                    

22 de octubre.

Irish.
Llevo levantada desde las cinco y media de la mañana, y no por gusto.
Las cirugías, desde pequeña, me habían aterrorizado. Pensaba que todas las operaciones tenían un alto riesgo de matarte o dejarte con lesiones. Y la verdad, es que muchas de ellas, si pueden dejarte mal por una temporada...Pero tienes las de ganar.
No tengo demasiadas buenas experiencias con las operaciones, los postoperatorios y todo lo que aquello conlleva. Así que, si algo tengo claro, es que hoy va a ser un día de mucho agobio.
Y es lo que menos me apetece ahora.

Al caminar hacia la cocina a hacerme mi café de al menos litro y medio para sobrevivir a hoy, veo a Jake acurrucado en mi sofá.
No puedo evitar asomar la cabecilla sobre el sofá y verle con el pelo desordenado y los primeros rayitos de sol iluminando su pelo y cara. Almendra estira del bajo de mi pantalón para avisarme que igual llevo de más ahí.

—Vale, vale, tienes razón...—Susurro y camino hacia la cocina. La máquina empieza a hacerme el café mientras que me preparo un bol de yogurt con las pocas frutas que quedaban por la nevera. Y es en eso que oigo movimiento por el sofá, así que me giro. —Hey...—Sigo haciéndome el desayuno al ver su cabellera morena sentarse sobre el sofá. — ¿Estás bien? Anoche te dormiste aquí, y no....—Me callo cuando oigo la puerta principal cerrarse. Se había ido.

No sabía si había hecho algo o si era porque estaba nervioso por la operación, así que decido seguir con mi día con regularidad hasta la hora próxima a la operación, sobre las once y media.
A las diez decido meterme en la ducha para despejarme un poco y no ir quedándome dormida por las esquinas del hospital.

—Que no voy a dormirme, Almendra...—Hablo con ella mientras la acaricio, acostadas en la cama.

Lo siguiente que recuerdo es a Olivia gritándome que me diera prisa y que me pusiera los zapatos en el coche. Efectivamente me había quedado dormida, pero que conste que Almendra también.

—Dios, me siento super mal...—Me rasco la frente con pesadez.

—Irish, relájate, vamos diez minutos tarde. No se lo van a llevar ya. —Habla mientras conduce.

En cuanto cruzamos las puertas del hospital, mi estomago se revuelve sin pensar. Menos mal que Liv está ahí para sostener mi mano y obligar a mis piernas a moverse, porque creo que me habría quedado estática en mitad del edificio por horas.
En cuanto llegamos a la planta, vemos a Dylan sentado en una de las sillas y con una bolsa de hielo en su cabeza.

— ¿Qué te ha pasado a ti? —Liv se para frente a él y yo entro directa a la habitación sin siquiera estar segura de que fuese esa.

—Dios, menos mal...—Suspiro aliviada al ver la espalda de Jake sin camiseta. —Gracias a dios que aún no habéis entrado. —Me abrazo a él.

— ¿Estás bien? —Le oigo reírse, me separo ofendida.

— ¿Tu eres tonto? Que pensaba que estabais dentro ya y no me había despedido. —Le doy en el brazo.

—Bueno, a Cole se lo llevan ya, por si...—Señala tras su cortina y yo camino hacia allí.

—Hola, Cole. —Le sonrío con un mohín.

—Perdónale, le cuestan las muestras de cariño. —Se disculpa por su hermano y una sonrisa sale de mis labios. —Así, sí. —Me sonríe despacio. Una enfermera entra junto a una señora de traje burdeos y con la vista pegada al teléfono.

— ¿Listo, Cole? —La enfermera le sonríe mientras saca su cama para trasladarlo a quirófano, mis nervios van en aumento.

— ¿Ultimas palabras antes de que desaparezca para siempre? —Utiliza su humor característico y yo no puedo evitar que se me acumulen las lágrimas en los ojos.

—Lleva cuidado, ¿Sí? —Intento sonreírle entre lágrimas tontas.

—Eso dalo por hecho. —Se despide con la mano y se va junto a la enfermera y a la que supuse que era su madre.

— ¿Irish? —Me llama Jake desde detrás.

—Tú cállate. —Me giro a él y le obligo a volver a sentarse sobre su cama y yo frente él. —Escúchame bien, Henderson. —Le apunto con un dedo y me mira divertido. —No puedes morir, ¿Vale? —Alzo las cejas. —No puedes. —Le prohíbo.

— ¿Prohibido? —Una sonrisa intenta escapar de sus labios.

—Prohibidísimo, ¿Sí? —Intento mirarle amenazadora, pero me es imposible y menos con la cara que me pone. —No....No puedo perder a otra persona en un hospital...—Trago saliva con dificultad. —Así que, sí. Prohibido. —Me cruzo de brazos.

—Irish, Cole tiene un donante. —Anuncia y frunzo el ceño. —Y no soy yo...—Me mira atento.

—Espera, ¿Qué? —Le paro.

—Cole al ser menor de edad, tiene preferencia a la hora de la lista de espera para un nuevo riñón...—Me explica con suavidad. —Su donante tiene dieciocho años y es atleta. —Sonríe inconscientemente. —Es algo bueno, ¿No? —Me mira con precaución.

—Entonces...—Miro a otro lado. — ¿No vas a entrar a quirófano? —Me muerdo el interior del labio, intentando no llorar ni saltar sobre él.

—No. Hoy no. —Suspira. — ¿Estás bien? —Murmura tras no recibir respuesta de mi parte.

—Tu eres tonto. —Me rio sarcástica y tapo mi cara con mis manos.

—Seguramente tengas razón, pero, ¿Ahora que he hecho? —Me mira divertido.

—Podrías haberme avisado antes de casi ponerme a llorar por ti, idiota. —Le doy en el brazo.

—Lo he intentado, pero te has puesto a hablar y a decirme cursiladas, que me ha dado pena cortarte...—Se burla con una sonrisa, le doy varios manotazos más.

—Ladrón Imbécil, ya nada de ladrón pibón. Ladrón imbécil. —Sigo.

—Irish, Irish. —Me agarra las manos para detener mis manotazos. —Relájate. —Dice entre risas.

—Y encima te ríes, es que esto es increíble...—Le miro con el ceño fruncido, sin creerlo.

—Venga, dame un abrazo, vecina borracha...—Me obliga a abrir los brazos y me apretuja sobre su pecho.

—Suéltame, Henderson. —Digo entre dientes.

—Jamás, Graham. —No le veo, pero se que está con una sonrisa arrogante.

••••••

— ¿Crees que nos escuchan? —Intento no reír muy alto.

—Cállate y graba. —Ordena Liv a mi derecha.

— ¿Ya? —Enfoco con cuidado hacia Dylan y Jake dormidos, uno apoyado en la cabeza del otro como señores.

—S....—Liv no termina la frase, ya que los muy graciosos, deciden saltar de las sillas y pegarnos un susto de muerte. —Imbéciles. —Les da un capote a ambos y ellos se giran a verme, esperando que le riñese.

—Os los merecéis. —Sonrío falsamente con la mano en el pecho del susto.

𖡼.𖤣𖥧𖡼.𖤣𖥧
¡Gentecilla guapa! Hemos descubierto el apellido de nuestra vecina borracha...
Por cierto, ¿Que me decís de la escena "post créditos"? ¿Os gustaría que las pusiese en todos? Creo que me gusta mucho🤔✨✨

Feliz día y feliz halloween...;))

El amor verdadero es caprichoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora