Me gusta mirarte cuando no te das cuenta.

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7 de noviembre.

Jake.
Estaba convencido. Iba a explicárselo todo; cada puta cosa que sentía al verla...Pero Irish se me vuelve a adelantar. Como siempre.

—Si, tienes razón. —Asiente repetidas veces. —Mira, no sé porque hice aquello, pero por nada del mundo me gustaría que nuestra amistad se rompa por eso...—Me explica con rapidez y sin ninguna expresión en la cara.

—Irish...—Intento hablar.

—No, enserio, fui una imbécil. Estaba borracha y sensible y....Tú estabas allí. —Sus ojos verdes pasan como estrellas fugaces ante los míos. —Suelo hacer esto. Suelo mal interpretar las cosas y cagarla, pero de verdad que no quiero perderte, tu amistad es muy importante para mí, enserio. —Sus palabras arden ante las que nunca conseguí expulsar de mi garganta. Al pasar varios segundos en los que mis pensamientos se disolvían y enredaban, vuelve a hablar. —Bueno, di algo, Jake...—Me pide con ansia.

— ¿Es...Es eso lo que quieres? —Mis palabras tropiezan con el nudo en mi garganta.

—Creo...Creo que es lo correcto, ¿No? —Su mirada duda ante la mia.

—Irish, si es lo que quieres...Estoy de acuerdo con ello. —Me encojo de hombros, sabiendo que mi declaración no saldría a la luz. Tras unos segundos me sonríe y me da un abrazo rápido.

—Gracias, Jake. Necesitaba a mi amigo de vuelta. —Pronuncia antes de desaparecer por el marco de la puerta.

Mi mirada pasea hacia todos lados y me pregunto como he podido ser tan gilipollas de casi confesarle que me enamoré de ella en el momento que la vi entrar por la puerta. Me habría cargado la amistad que teníamos y era lo ultimo que quería.
Hago una bolita con el papel mal cortado que arranqué de la libreta de canciones de Dylan y donde había practicado mi discurso una y otra vez. Antes de que pueda lanzarla a la oscuridad, la voz de Olivia resuena.

—Dios, ¿Por qué tiene que hacer tanto frio aquí? Joder...—Sale con una manta sobre sus hombros y un cigarro entre los dientes. —Hey. —Me saluda con precaución, le sonrío y me levanto.

—Me ha dicho que no quiere perder mi amistad...—Hago un mohín y jugueteo con la bolita de papel.

—Mierda...—Dirige la vista a la oscuridad e inhala el humo. —Toma, anda. —Me pasa el cigarro. —Creo que lo necesitas más que yo...—Me mira de reojo al verme agarrarlo.

— ¿Cómo puedo ser tan gilipollas? —Pienso en voz alta y lanzo la pelotita con rabia lo más lejos que puedo.

—Sabes que no consigues nada diciéndote eso, dale tiempo. —Siento su mirada en mí. —Necesita aclararse Jake...

—Ya, y yo. Pero necesito que me hable de lo que siente, si no, jamás podremos tener una relación. —Aclaro con cierta rabia.

— ¿Tú quieres una relación con Irish? —Su voz suena casi incrédula.

—Liv, es lo que más deseo ahora mismo. —Pierdo la mirada en la oscuridad de la noche.

—Joder...—Me roba el cigarro sin decir palabra, al ver que la miro confuso; expulsa el humo. — ¿Qué?

—Nada...Solo que parece que te sorprenda. —Sonrío de lado.

—No me ha sorprendido que quieras una relación con Irish, me sorprende que lo sepas con tanta claridad. —Se encoje de hombros.

— ¿Lo dices por Dylan? —Apoyo los antebrazos en la barandilla y la miro desde abajo.

— ¿Por qué todo tiene que ser tan sencillo con él? —Se cruza de brazos.

— ¿Qué? —Casi me rio. —Daria la vida porque las cosas con Irish fuesen fáciles, y tú, ¿Te quejas de que él sea sencillo?

—Es que...—Sus pensamientos se solapan. —Con Dylan no es todo blanco o negro. Con él hay mil tonalidades de grises, en las cuales no estoy acostumbrada presenciar.

—Me estoy perdiendo en tu metáfora, la verdad. —Confieso.

—Joder Jake, que él no es como tú y yo no soy como Irish. Se le nota de lejos que no quiere una relación, y es lo que yo pensaba; yo no quería estar con él hasta que leí la carta que le escribiste a Irish...E Irish con sus pensamientos super felices tampoco me ayuda. —Explica con rapidez y a trompicones.

—Liv...—Le coloco una mano en el hombro para parar su estrés.

— ¿Por qué? —Me mira a los ojos. — ¿Por qué no podemos tener una relación como la vuestra? —Hace un mohín triste.

—Tú misma has dicho que no sois como nosotros...Y yo creo que por eso mismo deberías hablarlo con él, no conmigo. —Imito su antiguo gesto.

—Ya...—Aparta la mirada. —Pues deberías aplicarte el cuento, ¿Eh? —Se burla de mí con media sonrisa, que consigo que se convierta en una plena al reírme de su comentario.

—Será mejor que durmamos, mañana tenemos otras horitas en coche hasta casa...—Le paso el brazo por los hombros y la arrastro hacia el interior de la casa.

Tardo bastante en dormirme, no puedo dejar de pensar en porqué no le paré y le confesé mis verdaderos sentimientos. Estoy harto de ser un cobarde.

— ¿Quieres moverte? Tengo cosas que hacer. —Me reprocha Olivia apoyada en el coche con los brazos cruzados.

—Eh...—Miro de nuevo al interior de la casa. —Sí, voy. —Arrastro mi maleta hacia ella.

— ¡Espera! —Oigo la voz de Irish desde detrás y una ola de esperanza recorre mi cuerpo. Me giro con una sonrisa que desaparece en cuanto veo que no es a mí a quien mira, si no a Olivia.

— ¿A dónde vas con la maleta? —Se acerca ella a ayudarla mientras que yo salgo disparado hacia el maletero.

—Me voy con vosotros, no aguanto ni un minuto más sin Almendra. —Le oigo decir.

Las siguientes dos horas me las paso conduciendo y viendo por el retrovisor como Irish duerme con tranquilidad sobre el hombro de su mejor amiga. Me lamento, ya que ese hombro podría ser el mío...
Al llegar, no me da tiempo a hablar cuando Irish se ha bajado del coche e introducido al portal. El apretón de Olivia en el hombro no me reconforta, pero aun así le sonrío a través del retrovisor.

—Piensa en lo que te dije, ¿Sí? —Me pide y yo asiento, aunque temo lo que pueda a llegar a escribir al pensar en ella.


𖡼.𖤣𖥧𖡼.𖤣𖥧
¡Gentecilla! Al fin volvemos con los gemelos de calcetines, aunque ahora mismo están un poco tontos (les quiero)
Espero que prontito haya otro, feliz semana bebitos🫶🏻✨

El amor verdadero es caprichoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora