Capítulo 6

338 49 1
                                    

Hyunjin bajó su mano hasta la altura del rostro de Felix. Ya no deseaba cubrir el sol, sino cubrirlo de ese sirviente que había entrando igual que él hace unos minutos, sin tocar.

El sirviente al percatarse de la persona que estaba junto a el general se arrodilló.

—Disculpe mi insolencia, majestad. Ha sido de mala educación no llamar antes, he interrumpido su plática.

—¿Ves?
—Preguntó el emperador a ese hombre alto y rubio que aún cubría su rostro.
—Eso es lo que deberías hacer cada vez que me interrumpes, arrodillarte y pedir perdón.

Hyunjin sólo sonrió ante su comentario poco agradable, claro está, si él se lo pide no lo dudaría ni una sola vez y se arrodillaría las veces que fueran necesarias.

—¿Qué es lo que quieres?
—Preguntó secamente, estaba molesto. Porque no tendría otra oportunidad para estar así de cerca de su majestad. Ese tono hizo temblar al inocente sirviente que moría de miedo desde momentos antes de entrar. Felix se sacudió un poco en su interior, sintió a su lobo querer someterse ante tal autoridad. Su lobo parecía estar muerto, ya que no reaccionaba ante los alfas, pero que lo haya hecho con este general demuestra lo poderoso que es.

—Los novatos iniciaron una pelea, las feromonas están molestando a las omegas que sirven a ese palacio.
—Estaba muerto del miedo, pero también desesperado. No quería que su hermana se viera afectada en esto, por lo que ir tras este hombre era la mejor opción.

—Majestad, fue un placer cubrir el sol para que estos no afectasen su...
—Su inspiración para formular dicha oración aún no sabemos de dónde vino, pero sin importar qué, sería detenido por su majestad.

—Retírate. —Ordenó.
—Tanta cháchara que tiene ese hombre para decir. Ambos reverenciaron a su majestad.

-

El secretario estaba de pies en una esquina del estudio de Felix. Miraba a ese omega de cabellos morados trabajar en silencio. Sabía lo obstinado que era, jamás permitiría que alguien más haga lo que le corresponde, así que prefiere esperar en silencio.

Felix permaneció hasta el amanecer en su escritorio. Su esposo apareció frente a sus ojos, esa madrugada era fría y estaba lloviendo. Él sostuvo al menor en sus brazos y empezó a besarlo con desesperación. Felix no se resistió en lo absoluto, él sólo necesitaba un poco de cariño.

Estaban despojándose de todas esas telas que traían, lo estaba tocando con cariño, como si de verdad lo amara, tocando sus partes sensibles con dulzura. Se estaba dejando llevar, olvidando todo lo malo que él ha hecho, e incluso ignorando ese olor a jazmín que dejaba en sus labios. Todo iba bien, hasta que susurró su nombre. Fue como un golpe justo en la sien.

—Changbin, dejémoslo para otro día.

—Pero Felix, siempre dices eso.
—Se quejó. Como no iba a negarse si cada vez que lo veía traía ese aroma en su cuerpo. Su esposo ignoró su petición "Debemos tener un hijo" sabía que Felix al escuchar esto, cedería. Colocó al omega sobre el escritorio besando su delicado cuello, tantas veces lo ha pensado, pero también lo ha dejado pasar. No lo ama lo suficiente como para dejarle una marca.

Como de costumbre, su cuerpo lo rechazó. Changbin se hacía la idea de que su esposo lo rechazaba al estar juntos, pues su cuerpo no respondía correctamente.
Era bastante doloroso para él estar así, su cuerpo dolía, su lobo estaba asustado como todas las veces en la que han estado juntos, no podía simplemente disfrutarlo. De hecho lo hacía difícil para su esposo, cada vez más estrecho, como si no lo quisiese dentro, y a pesar de sentir como el omega se apretaba aumentaba la velocidad, provocando gemidos de dolor en su pareja.

—Detente. —Susurró.
Él solo le miró de reojo, secó sus lágrimas y cubrió su rostro con la camisa que traía puesta. Su omega rogaba en su interior que se detuviera, no quería sentirlo, no quería tenerlo cerca. Felix rara vez sentía a su omega moverse, y cuando lo hacía estaban en conflicto, justo como ahora.

—Felix, no esparzas tus feromonas. Es molesto y desagradable. —Se quejó.
—Sabía que Changbin no se sentía a gusto, que solo cumplía con su deber. También era consciente del desagrado de su esposo hacia su aroma, es demasiado fuerte. Pero es doloroso que lo diga de esa forma.

Al día siguiente el pequeño omega despertó con dolor en todo el cuerpo. No lo hicieron toda la noche, es más sólo lo hicieron una vez, pero sentía que moriría. De tan sólo recordarlo sentía como su interior daba un vuelco, la sangre escurriendo por sus piernas, su entrada irritada y varias marcas en sus manos y muslos. Todo era tan doloroso, ¿Tener sexo se sentía de esa forma?

—Maldito lobo, siempre lo arruinas. ¿Cuándo lo verás como tu pareja?
—Mofó al escucharse, tanto se quejaba que se le había hecho costumbre reprender a su omega. Tomó un baño caliente para deshacerse de ese olor a almizcle, después de todo también le era repugnante.

—Majestad, estaré esperando por usted en la salida. —Había olvidado por completo la reunión con sus amigos. El día anterior le ordenó a Hwang que lo acompañase, pero debido a su pesada noche lo había olvidado.
Limpió bien su cuerpo eliminando cada rastro de su esposo, por alguna razón no quería que Hwang notara el aroma de otro alfa en su cuerpo. Disfrutaba sentir esa mirada tan tierna sobre él, no quería que eso cambiara.

-

—Majestad, hoy luce cansado. ¿Está enfermo?
—Sus ojos estaban llenos de preocupación. Era doloroso para el omega, el traqueteo del carruaje lo hacía cada vez más difícil. Hwang le miró y sus ojos se iluminaron como si hubiese entendido todo. Fue entonces cuando apartó su vista avergonzado.
—Si es muy incómodo saldré, así usted podrá descansar.

—No es necesario que hagas esas cosas. Es lo normal.
—La verdad es que estaba igual de avergonzado que el general, sólo que este si podía fingir serenidad. Su lobo empezó a saltar, estaba ansioso, también asustado.
—General Hwang, usted...
"¿Por qué oculta su aroma en mí presencia?" Pero se mordió los labios. No tenía porqué interesarle la razón en realidad.
—No le tome importancia...

Entelequia-HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora