La deuda debía ser pagada, pero el omega desconocía la cantidad y su padre había vendido las joyas al doble del precio original que también desconocía. No tuvieron otra opción que ir a la casa de ese marqués.
Se encontraban espiando por la ventana, gracias a que no había guardias por los alrededores.—¿Es esto un lupanar?
—Preguntó, Felix, curioso al ver esa escena, era algo muy inapropiado para describir.—No. Son sus esposas.
—Respondió el omega con tristeza, si no salía bien esa era la clase de vida que viviría. Estaba muy atento a todas esas omegas y betas que trataban de satisfacer a ese hombre en medio del gran sillón, hasta que vió a una niña de unos doce años acercándose a él.El secretario Yang se levantó de golpe, iba a destrozar la nariz de ese maldito hombre. Pero Felix lo detuvo.
—No seas impulsivo. Si la niña está aquí es porque sus padres vendieron sus derechos a esta casa, si queremos ayudar no podemos actuar precipitadamente.
—Entraré.
—Declaró Wooyoung, los omegas lo observaron con preocupación y antes de que pudieran negarse, sonrió.
—Él no puede tocarme hasta el matrimonio, no se preocupen.El secretario soltó otro suspiro, cuyo número ya no recordaba. Sus planes no eran estos, de hecho, no tenía pensado pisar ese territorio hasta el día fijado.
Ahora estaban vestidos de guardias tratando de encontrar un punto clave que pueda mancharlo y enviarlo al calabozo.—No sabía que el traje de guardia lucía tan bien en mí.
—También tenía que soportar unos que otros comentarios innecesarios de su majestad para "relajar el ambiente". Era una falta estar en propiedad privada excavando en los papeles sin permiso, pero pensar en aquella niña les daba la determinación suficiente para querer acabarlo.—Venta ilegal de personas a la frontera. Explotación a las omegas femeninas en lupanares y granjas, malversación de bienes. Tratos y más tratos ilegales fronterizos.
—Felix observó ese papel con tanta felicidad, la frontera del Este era un punto contrabandista, pero estaba feliz porque encontró la salida para Wooyoung y la niña.
—Debería escuchar a mi omega y matarlos a todos.Esas palabras tensaron a Yang, pues Felix era de aquellos que a pesar de ser escupido siempre diría que todo se resuelve hablando, ahora nota que sólo era la máscara que le mostraba, este emperador nunca fue amable.
—Vámonos, secretario. Debemos destruir a un marqués y sus secuaces.
-
Ser cortejado de esta forma era algo que odiaba. El olor a claveles era tan fuerte que lo aturdía. Ese alfa usaba alguna que otra planta para incrementar su olor, aunque éste fuera cada vez más artificial.
Su piel se tensaba al mínimo toque, detestaba tener que sentir su aliento a tabaco en su oído.Las promesas que este susurraba, una vez que se casaran eran tantas, y cada una de ellas se escuchaban tan falsas. Trataba de sonreír, aunque tuviera que levantar sus comisuras con los dedos, sonreiría. Porque confiaba en esos omegas, ellos eran su salvación.
Si él fuera capaz de utilizar la magia al igual que su madre no tendría que pasar por todo esto, pero lo más probable es que lo hubiesen vendido, así como su padre vendió a su madre cuando era un niño.
Lo único que quería era sostener a esa niña en sus brazos y huir, pero nada de eso era posible.—¿En que piensa mi terroncito de azúcar?
—Preguntó, como una voz aguda tratando fingir ternura. El olor de Wooyoung era bastante dulce, era similar a las galletas de almendras.—¿Qué te tiene tan distraído? ¿Estás pensando en qué haremos una vez que nos casemos? Podemos averiguarlo si deseas.
—Deslizó su mano por una de sus piernas, apretándola y acariciando con lujuria. Acarició la mejilla del pequeño con la punta de su nariz, depositando pequeños besos húmedos en su mejilla.
"Sálvenme, por favor" era cada segundo más una necesidad que una simple súplica.-
—Majestad, abandonamos a ese pobre omega en ese lugar. Estoy ansioso.
—El traqueteo de ese carruaje alteraba sus nervios. Rascaba sus manos desesperado, quería salvarlos. Pero el emperador quitaba la suciedad de su camisa blanca despreocupado, como si nada especial estuviera pasando.
—¿No le importa la vida de esas personas?—Me importan, pero no puedo perder la calma. Sus vidas dependen de mis acciones. Debo pensar que es lo correcto.
—No podemos darnos el lujo de pensar, majestad. Hemos abandonado a la oveja en la cueva del depredador.
—Felix no podía refutar a eso.—Escucha, Yang Jeongin. Detén el carruaje y toma un caballo, regresa a esa mansión sin un plan de antemano y sálvalos.
—Felix estaba cansado de escucharle quejarse durante todo el camino, él también estaba preocupado, pero en situaciones como estas no cualquier cosa está bien.—Hablé en serio. Regresa a ese lugar, confía en mí...
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Entelequia-Hyunlix
FanfictionAún estando rodeado de hermosos jazmines, aún pudiendo sostener esas flores sin espinas, él siempre tomará esa rosa blanca. "Aunque esas espinas que posee lastimen mi piel y sangre, me aferraré a esa hermosa rosa sin color aparente, así podré teñi...