Capítulo 13

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Felix disfrutaba de ese maravilloso aroma mientras esperaba que Hwang lo desvistiera, pero este sólo le miraba. Luego de unos largos segundos el alfa tomó la cremallera de su pantalón, entonces lo quitó lentamente.

No sabía que hacer exactamente, no sabía que toques prefería, mucho menos hasta donde podía llegar. Por lo que empezó depositando besos húmedos sobre su delicada piel ya al descubierto. Sin dejar marcas de sus besos sólo la humedad que enseguida secaría, quería pertenecerle de manera romántica, pero sabía que alguien que se ha conformado con tan poco no puede pedir tanto.

Estaba empezando amar el rose de sus labios con esa piel tan tersa, como si no sufriera imperfecciones, como si estuviese hecho por el molde de los dioses. Escuchaba esos jadeos ahogados por su chaqueta, mirando ese rostro para apreciar ese hermoso toque rojizo en sus mejillas.

Felix temblaba bajo el toque de sus manos. Era una sensación que nunca antes había experimentado, esa delicadeza de ser sostenido por alguien que te mira como si fueras el ser más pulcro del mundo, haciendo que te sientas especial. Hyunjin acariciaba su falo, mientras introducía uno de sus dígitos en el interior del pequeño. Felix no podía contener sus gemidos ante tal genuino toque.

Tratando de controlarse a sí mismo pensaba en todas las consecuencias. Pero es que tener a un omega en ese estado no era fácil, su lobo rogaba por ir un poco más lejos. Sentía esa molesta necesidad de respirar su aroma directamente de su cuello, de despojar lo poco que le queda y hacer de él un completo desastre. Sin embargo, hizo una promesa. Promesa que lo mantenía en sus cinco sentidos.

Felix estaba cansado de las repetidas acciones, Hyunjin sólo besaba la parte baja de su cuerpo, él quería un poco más. Aunque sintiera ese sentimiento de culpa por lo que pasará mañana, sabía que lo estaba obligando, más cuando es un hombre con pareja predestinada. Pero en esos momentos quería desaparecer todo esos pensamientos inútiles de su cabeza.

Tomó del antebrazo a ese hermoso rubio, necesitaba disfrutar un poco más esos labios. Sea mañana diferente a hoy, sea mañana incluso peor que hoy. No importaba, nada de lo ocurriera importaba. Tenía ganas de hacerlo, aún sabiendo que estaba mal iba hacerlo. Porque una fidelidad a un matrimonio arruinado estaba condenando su vida al sufrimiento indeseado, mientras que la infidelidad de un momento le estaba provocando sensaciones que ahogarían cada sentimiento de culpa.

Entonces, todo estaba bien. Mientras no se arrepintiera de lo que estaba haciendo nadie podría hacerle sentir lo contrario. Ni los juramentos, ni las demandas por adulterio. Pues nada de eso podría arrebatarle lo que en estos momentos estaba sintiendo.

Tal vez era por el celo, pero nunca antes había sentido un beso tan cálido. No sentía asco al besarle, estaba tan atrapado con esos labios que había olvidado por completo los documentos importantes que debía revisar. Sus pensamientos se desviaron un poco, distrayéndose. Notó que Hyunjin es de esos hombres adictivos que pueden destruir tu vida si así lo desean.

Luego de unos cuantos besos, caricias que fueron más allá de lo que pensó que podían llegar, una especie de líquido humedeció su abdomen, mojando las delicadas sábanas de seda. Hyunjin dio por terminada la primera etapa, entonces retiró sus manos del cuerpo del omega.

Felix se quejó al sentir ese vacío, quería más. Estuvo quejándose todo el rato hasta quedar dormido entre los brazos de ese alfa.

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Su majestad está dormido, por favor limpie su cuerpo, aún tiene un poco de fiebre.
—Él quería hacerlo, pero no podía permanecer más ahí, incluso ese autocontrol de acero que posee tiene límites. Yang no dijo nada al escucharlo, esos ojos oscuros brillaban con intensidad por el deseo que estaba suprimiendo, él sólo dejó que se marchara, no sería tan cruel como para detenerlo.

Entonces, Yang presenció a ese emperador rendido en una enorme cama, sólo con su camisa, abrazando una chaqueta que no le pertenecía. Ese comportamiento le recordaba que sí era un omega, y estaba tan agradecido con Hwang por ello.

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Despertó cuando el sol se estaba escondiendo. Pudo presenciar ese hermoso atardecer desde la comodidad de su balcón. Su compañía era una copa de su vino favorito, mientras recordaba todo lo que había hecho horas antes. No se arrepentía del todo, pero sabía que no fue correcto.

Hwang Hyunjin, un nombre que le provocaba estragos de tan solo escucharlo. No se trataba de un simple sometimiento como pensó desde un principio, su omega no lo disfrutaría tanto si fuese así. Pero Seo Changbin era su predestinado, por lo que cada vez se confundía más. ¿Se tratará de algún resentimiento hacia su esposo? ¿Una acción tomada por el abandono?

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Al día siguiente no quería ver ese amable rostro, pero ahí estaba él diciéndole que tan hermoso lucía. Esta vez no pudo regañarle, no tenía las agallas para siquiera dirigirle una palabra cruel después de todo lo que hizo, y por la forma en la que actuaba.

Deseaba pedirle que olvidara todo, pero este no necesitó que lo mencionara. Hyunjin sabía que cada acción suya fue producto del celo, que no hubo peticiones ni palabras genuinas. Estaba preparado para esto, desde mucho antes de ingresar a la alcoba, desde antes de pisar el palacio.

—General Hwang, yo...
—Pero quería disculparse, no se sentía bien pensando en lo difícil que fue para él resistirse por tanto tiempo, engañando tal vez a esa persona que tanto a de apreciar.
—Lo siento.
—Musitó, tratando de quizás no ser escuchado por el alfa. Este sonrió como si en realidad no hubiese entendido sus palabras, entonces se retiró con una sonrisa en su rostro, una sonrisa que lo lastimaba.

Tal vez no es un "lo siento" lo que las personas necesitan escuchar, quizás esa disculpa dolió más que cualquier petición suya. Porque él imaginaría cosas, pensaría en supuestas posibilidades. Amaba ese lado soñador, esa parte suya que creaba escenarios increíbles incluso para él mismo, no le importaba mucho ilusionarse, después de todo estaba acostumbrado hacerlo.

El alfa estudió ese hilo que traía en su tercer dedo. No era la primera vez que lo hacía, pero amaba hacerlo. Es el pacto más hermoso que ha hecho en su vida, aquella fibra de color rojo era la ilusión más grande que ese hombre tenía, porque tal vez y sólo tal vez podría estar con él, aunque no en esta vida.

—Un día será...
—Suspiró, perdiéndose en los extensos pasillos de ese silencioso palacio.

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—Yang, ¿Haz escuchado sobre la isla Ming?
—Sostenía un enorme libro en sus manos. Traía unos lentes con unas cadenas de plata que lo ataban a su cuello. Rara vez los utilizaba, pero esta era una ocasión especial.

—Así es, ¿Desea que la investigue?
—Antes de escuchar respuestas, lo anotó en su cuaderno. Si Felix curiosea es porque algo quiere, si preguntó sobre esa isla es porque alguna información le falta, entonces él lo complementaría.

—No te molestes mucho con eso, es sólo curiosidad. ¿Haz visto a Hyunjin?
—Preguntó de la nada, saltando de un tema a otro, confundiendo por completo a su pobre secretario. Este buscó en sus notas.

—Está en los entrenamientos. En dos meses será el festival, las eliminatorias han iniciado, será difícil verle en estos días. ¿Quiere que lo cite?

—No.
—Negó inmediatamente, desde aquella tarde Felix a evitado la presencia de ese alfa. Todo por las emociones que despierta en él, sensaciones que no creía capaz de sentir. La culpa era una de ellas, porque a pesar de que Changbin le fuese infiel en su propia cara, jamás le pagaría con la misma moneda.

Sin embargo, lo hizo. Lo peor de todo es que le gustó, le gustó tanto que ahora no podía sacarlo de su mente. Se sentía de esa forma con sólo unas caricias, la duda de cómo se sentiría al llegar un poco más lejos le atormentaba. Estaba vivo, gracias a unos roses.

Entelequia-HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora