—Debería cederle el imperio a su esposo, majestad. Usted es un omega, quién dará a luz a el heredero, no debería hacer estas cosas.
—Opinó el marqués de cabellos castaños, lo que provocó la risa irónica del emperador.—¿Es lo que cree? ¿Piensa que no puedo tener un cachorro en mi vientre y la corona en mi cabeza?
¿Por qué?
—Libre de amenazas, preguntas por simple curiosidad. Pero el semblante de esos generales cambió drásticamente.—Un omega no podrá soportar las feromonas demandantes de un alfa, mucho menos su voz de comando. ¿Siquiera asistirá a la guerra?
—Pensó que todo lo que decía estaba en lo cierto, en parte tiene razón, si se tratara de un omega normal estaría en lo correcto.—¿Todos son alfas, cierto?
—Preguntó, para luego tomar una buena postura. Ellos asienten en respuesta a su pregunta, entonces el joven afeminado esparció sus feromonas. Los alfas en esa mesa cubrieron sus narices con una de sus manos, pero aun así no pudieron evitar ser sometidos por aquel peligroso aroma. Sin poder respirar correctamente ellos le miraron. El ardor picaba en sus ojos, esas feromonas tan características de los Lee raspaba sus gargantas, mientras el dueño de ese aroma sonría con cierta inocencia.—Ummm... si los alfas que debo enfrentar en la guerra son igual de débiles que ustedes no tendría problemas. Pienso que si me enfrento con una espada sangre correría, de alfa específicamente. ¿Luchamos?
—Retó mientras jugaba con uno de sus aretes. Hyunjin soltó una risa por lo bajo al ver a ese omega deshacerse olímpicamente de seis alfas con un solo movimiento.-
Minutos después de que esos alfas se arrastraran hacia la salida Changbin apareció. Sabía lo que había ocurrido en esa sala, esas feromonas tan cortantes aún estaban en el aire. Los generales abandonaron la habitación luego de que Felix se lo ordenara.
—Evita causar revuelos con ellos, son peligrosos. —Advirtió, con preocupación.
—Lo sé.
—Estaba disgustado al verle. Debería al menos tomar un baño y eliminar ese aroma, por respeto. Sirvió un poco de vino en su copa, presentía el porqué de la repentina visita de su esposo.—Él está embarazado.
—Soltó de repente, no daría muchas vueltas, sabe que eso sólo enojaría al omega.—¿Entonces? ¿Lo invito a vivir a la izquierda de mi alcoba?
—Reprimió todo lo que sentía, y tomó un sorbo de su copa. "Ese omega pudo darle un hijo" pensó.—Felix, tú no puedes dar a luz, es la mejor opción. Lo hemos intentado, pero...
Al escuchar ese comentario tan innecesario lanzó la copa en el costado del alfa, salpicando en él varias gotas de vino manchando su delicado traje de color blanco.
—Largo.
—Una lágrima rodó por su mejilla, esta no era visible a los ojos de su esposo, él no se percataría de algo tan insignificante como eso.—Felix, escucha...
—¿Necesitas que te lo ordene?
—De hecho, en los cinco años de matrimonio no ha recibido ni una pizca de amor de sobra, en estos momentos incluso con eso, se conformaría. Estaba dispuesto a obtener sus migajas, no le importaba nada más que una mirada de su esposo. Pero cuando palabras como esas salían de esos labios que tanto deseó, sólo podía odiarlo.Tal vez no se comportaba como un emperador y se daba su lugar, en realidad, temía. Temía por lo que Changbin pensara de él después, prefería recibir lo poco que le daba, que obtenerlo todo con cadenas. Tal vez Changbin es tratado como el único igual a él, el especial, su favorito. Sin embargo, no lo aprecia.
No quiso discutirlo, sabía que cuando Felix se negaba nada lo haría cambiar de opinión. Además, ese omega desconocía sus intenciones, por lo que no insistió.
-
Le dolió. Tantas veces soñó con poder concebir un niño de él, sin embargo no fue capaz. Ignoró todo el desastre en su estudio y tomó asiento junto al gran cristal que adornaba su vestíbulo. Podía observar ese hermoso jardín de rosas que tenía, pero que hace tanto tiempo no visitaba. Extrañaba disfrutar de sus hermosas rosas.
—Majestad...
Otra vez, entrando sin tocar. Ya no se puede enojar, debería simplemente destituirlo de su cargo, pero no se encontraba de humor. Ese alfa se quedó estático en la puerta, sin palabras que decir, sin nada que hacer.
Observando al omega más hermoso del mundo llorar. La luz solar golpeaba en su rostro delatando esos hermosos ojos enrojecidos. Sus mejillas tenían un hermoso toque rosa al igual que su pequeña nariz. Esos labios tenían el toque tinto del vino, no entendía como la tristeza podía lucir tan etérea en ese rostro. El alfa se acercó a pasos pronunciados al omega, y sin decir siquiera una palabra le cubrió el sol con una de sus manos.
—Cerraré los ojos si no quiere que lo vea llorar, pero no me pida que me vaya, por favor...
—Lucía igual de triste que Felix, como si su sufrimiento fuera suyo también. El emperador le miraba de reojo de vez en cuando, esperando que se cansara, pero no, ese brazo permanecía extendido cubriéndolo de esos salvajes rayos de sol.—General Hwang, ¿Qué tiene de especial ese hilo en su dedo?
—El hilo rojo atado al tercer dedo, llamó su atención. Miraba como se sacudía por la suave brisa.—¿Lo quiere?
—Preguntó sin dudar.—Para nada. No se compara a mis anillos de oro blanco y diamantes, pero al parecer para ti ese hilo es...
—Pensó en que palabra describiría los sentimientos de ese general hacia ese delgado hilo.—Irremplazable. Esa es la palabra, majestad.
—Le miró, pero no esperaba encontrarse con esos hermosos ojos mirándole. Al conectar esas miradas qué tal vez inconscientemente se buscaron, sintió una corriente recorrer todo su cuerpo. Sintió la necesidad de hacerle saber que a pesar de todo él siempre estaría a su lado, pero alguien los interrumpió.—¡General! ¡Es urgente!
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Entelequia-Hyunlix
Fiksi PenggemarAún estando rodeado de hermosos jazmines, aún pudiendo sostener esas flores sin espinas, él siempre tomará esa rosa blanca. "Aunque esas espinas que posee lastimen mi piel y sangre, me aferraré a esa hermosa rosa sin color aparente, así podré teñi...