—¿Ahora sí me va a decir porqué lloraba?
—Tomó un sorbo de la leche dulce que el omega había guardado para él, luego de terminar su bocado de galletas.—No lo sé, antes de siquiera notarlo estaba ahogado en llanto.
—También se estaba preocupando, su omega estaba golpeando en su interior, las acciones que este pedía eran aquellas que no haría. Es cierto qué invitó a Hwang a su alcoba, pero no podía aprovecharse de eso y atacarlo con sus labios.Hwang abandonó la comodidad de la cama del omega para caminar hacia el baño, debía retirar las prendas sucias para no incomodar al menor. Quedando con sólo sus pantalones regresó a la cama.
—Majestad, ¿Tiene alguna camisa que no use? Prometo devolverla.
—Trataba de cubrir su pecho y abdomen con sus manos, mientras que Felix estaba tan emocionado por lo que sus ojos estaban viendo. Nunca antes se había sentido tan agradecido con la luz de la luna, aquella luz que se colaba a su alcoba brindándole esa magnífica vista que varías veces había imaginado.Tenía algunas cicatrices, también una herida reciente. Eso significa que esa herida la obtuvo en la guerra, el menor recordó que el general asistió a esta por petición suya, entonces apartó sus ojos sintiéndose culpable.
—¿Te duele herida?
—Se sentía avergonzado, a la vez temeroso. ¿Y si de repente se alejaba de él? Había provocado una marca en esa pálida piel, aunque esta no fuera de sus manos.—Para nada. Fue sólo un leve rose, ni siquiera recordaba que la tenía.
—Se acercó al menor sujetando sus pequeñas manos frías, friccionándolas contra las suyas para que entraran en calor.
—Entonces, ¿Tiene algo con lo que pueda cubrirme?—¿Por qué quieres cubrirte?
—La pregunta era un poco tonta, estaban a mediados del otoño, el frío del invierno se acercaba, obviamente, quería algo para no sentir frío. Hyunjin analizó la interrogante cómo si fuese una instrucción de alguna bomba de guerra, ¿Qué debería responder a esto? Sus intenciones eran evitar incomodarle paseándose semidesnudo, ¿Debería simplemente permanecer así?Sumergido en sus tontos pensamientos se olvidó de todo lo que lo rodeaba, regresó a la realidad, alcoba del emperador, cuando sintió unos delgados brazos rodear su cintura, no hace falta mencionar que correspondió al abrazo de inmediato.
—¿Puedo dejar marcas en tu pecho?
—Tenía la vista en ese pecho tan pálido, paseaba su mirada desde su abdomen hasta el cuello, quería probarlo todo otra vez. Las ganas de marcar su pecho eran más grandes que su cuerpo, ¿Cuando se convirtió en esa clase de persona?Entonces el rubio colocó su mano en la parte posterior del cuello del menor atrayéndolo hacia su cuerpo. —Sólo si permite que me quede esta noche.
Tan descarado, ha tomado la confianza suficiente como para ponerme condiciones, que cumpliré. No perderé nada con aceptar que se quede, más bien ganaré.
Posó sus labios sobre su pecho, ansiaba poder hacerlo desde hace varios minutos, ahora que podía iba a disfrutar de ello. Como si fuera el más privilegiado de todos recorrió todo su pecho, sus brazos, su cuello, todo aquello que tanto quería tocar.Se sentía tan bien al estar con él, es como si fuera una persona frágil que necesita ser protegida. Como si no necesitara cargar con tanto porque él cargará la mitad. Los brazos de Hwang se estaban convirtiendo en su nuevo refugio, y le aterraba. En cualquier momento el alfa se irá, entonces todo desaparecerá con un lindo amanecer.
Sintiendo el calor del otro, abrazados uno sobre el otro, debajo de cobijas de algodón, quedaron dormidos. Envueltos en el aroma ajeno, aquel que tanto les gustaba, aprovechando cada segundo. Felix estaba feliz de tenerlo de esta forma, porque se sentía diferente, la vida en sí se sentía de esa forma.
Mientras tanto, Hwang, ese alfa estaba viviendo aquello que sólo podía soñar. Abrazarlo, sentirlo, acariciarlo, eran privilegios que él mismo se negaba a merecer. Ahora que por fin era capaz de sentir, no lo quería soltar. No ahora.
-
Un discurso alentador de último momento, mientras sonreían cortando aquella fina cinta. El hospital por fin estaba listo, y no podía esperar menos de una persona tan caritativa como lo es el marqués Choi. Encantados recibieron el pequeño agradecimiento de su majestad.
Disfrutó ver las sonrisas de esos niños al ser consentidos con un tierno pastel, disfrutaron ese aperitivo como si fuese lo último que sus papilas sentirían. Maravillado con la escena tan cálida que estaba apreciando recordó al niño del Este, ¿Dónde estaba?
Luego del incidente con el conde trató de enviarlo a su hogar, pero este carecía de uno. Creció en un lupanar clandestino donde los omegas se hicieron cargo de él, aún sin tener responsabilidad sobre el pequeño compartían sus alimentos para mantenerlo saludable. Felix se sintió agradecido con los susodichos, pero ese no era un lugar adecuado para que un niño creciera. No estaba denigrando, mucho menos ignorando todo lo que hicieron por él, ellas entendieron la actitud de su majestad y agradecidas le entregaron al niño para una mejor vida.
Felix lo envío al refugio que el marqués había preparado especialmente para los niños de la calle, donde les inculcaban valores y una buena educación. Ahora que recordaba al pequeño se preguntaba dónde estaba.
Caminó por los alrededores, se detuvo al escuchar una discusión entre pequeños, un tanto crueles por todo lo que estaban diciendo. Estos le estaban discriminando por haber crecido junto a esas personas sin nombre, y que al igual que ellas él tampoco poseía. Pero estaban equivocados, el niño sí poseía un nombre, también un gran apellido.
Lee Kuyng, fue el nombre dado al pequeño. Yang dijo que era un nombre que denotaba respeto, Felix lo complementó con su apellido.
Ahora que él omega podía decir con toda tranquilidad que ese niño era su protegido, él pequeño lo hizo. Felix se mantuvo en su escondite escuchando esas palabras amortiguadas del menor tratando de no llorar en el intento.
—Ustedes tampoco tienen familia, yo crecí en una. Ahora también tengo un padre, deberían cuidar sus bocas antes de decir esas palabras tan feas.
Fue todo lo que dijo tratando de lucir intimidante. El omega trató de contener su risa al verle fruncir su ceño para verse más varonil, aquellos niños carcajearon al escucharle. La verdad es que Kuyng dudaba un poco de aquella persona que le había recogido, pues no lo ha visitado en todo el tiempo que ha estado allí. También dudada de su gran poder, aquel que Felix le había hecho creer que tenía, con el cuál le protegería.
—Kuyng, he venido a verte, pequeño.
—Pensó que era el momento indicado para mostrase frente a él, abrió sus brazos como si realmente esperara por ello desde hace mucho tiempo, acogiéndolo en un cálido abrazo. Los niños a su alrededor sintieron un poco de celos, y a pesar de que Felix le hacía señas de que podían sumarse heridos huyeron del lugar.—Si viniste~
—Sollozó en sus brazos, era un niño tierno y frágil, el omega aún no podía creer que una persona tan linda fuera obligada a sostener un cuchillo.
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Entelequia-Hyunlix
Fiksi PenggemarAún estando rodeado de hermosos jazmines, aún pudiendo sostener esas flores sin espinas, él siempre tomará esa rosa blanca. "Aunque esas espinas que posee lastimen mi piel y sangre, me aferraré a esa hermosa rosa sin color aparente, así podré teñi...