Capítulo 22

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Majestad, el médico dijo que debía permanecer en descanso estos días. ¿Por qué está aquí?
—Estaba tan estresado de tan sólo verle, no había parado de trabajar desde que Hwang se encontró con el rey Kang. Debía mantener el imperio bajo control, también debía asegurarse de que la información que preparó su majestad fuera filtrada apropiadamente.

—No voy a permitir que te encargues de todo tú solo. Haz hecho demasiado estos días, te recompensaré con unas vacaciones por el oriente.
—Felix estará agradecido con Yang durante toda su vida, creció junto a él, sólo que ese chico estuvo siempre más adelantado a su edad. Lució maduro, sabía que hacer, siendo tan sólo un niño. Él estudió más que todos, trabajó más que el resto sólo para estar donde está ahora, su gran sueño era acompañar a su majestad. Su majestad está sumamente agradecido por ser parte de su sueño.

—Las construcciones dieron inicio. Tanto las escuelas como los hospitales estarán listos, solo será cuestión de tiempo. Además, en dos días debemos asistir a la apertura del hospital Choi.

Había olvidado por completo dicha apertura. No había preparado un discurso apropiado, también debía enviar regalos de agradecimiento, pues el marqués recibió a ese niño con las puertas abiertas.

—¿Cómo está Jisung?
—No veía a su amigo desde ese día en que lo dejó en medio de una guerra asustado.
—Es probable que el negocio de su familia sufra pérdidas debido a que estos fueron asechados por el príncipe Kang, de todas formas, quiero hacer un encargo.

Agradaría al marqués Choi con los deliciosos postres de la familia Han, esas especialidades son bastantes famosas en la capital. Muchas personas desean probar incluso las galleteras más sencillas, pero ellos sólo trabajan por encargo, debido a que son muy solicitados. El emperador quería que los niños que el marqués cuida puedan probar algo tan exquisito como los pastelitos de vainilla, o fresa que él acostumbra a disfrutar cada día.

—¿Dónde está Hwang?
—Soltó de la nada, observó esas vendas en sus manos las cuales quizás provocaron ese recuerdo, donde unos delicados labios se posaban en ellas tratando de calmar su dolor. Fue hermoso.
Pero lo más importante es dónde estaba, no lo había visto desde que abandonaron la isla.

—Retomaron las eliminatorias, supongo que está en el campo de entrenamiento. Recuerde que sólo quedan días para el festival.
—Algo más que dejaron pasar por alto, tampoco había preparado el discurso adecuado para esa ocasión. La cabeza le dolía de sólo pensarlo.

—El rey preparará una disculpa oficial con el imperio invitándolo a un banquete real. Esta es la invitación.
—Mostró ese pedazo de papel con una delicada cinta color coral. Lo lanzó a un mueble viejo que decoraba el estudio del omega, sabía que dicha invitación no era del interés de Felix, por lo que priorizarla no estaba en sus planes.

-

De pie frente a su espejo estaba dándole el último retoque a su cabello. Lucía una prenda cuello alto para ocultar las marcas que ese demente había dejado en su tersa piel. Nuevamente esos pantalones altos con el cinturón marcando su pequeña cintura. Brillo cereza sobre sus labios y una suave loción en su cuello. No podía utilizar sus feromonas, no en un buen tiempo, es lo que el médico le recomendó, debía escucharle.

Estaba listo, pero no seguro. Los colores que lucía eran opacos, quería llamar la atención sin que se notara que era su intención. Su plan era pasearse por el campo de entrenamiento fingiendo una caminata matutina, detenerse hablar con los caballeros, y casualmente encontrarse con Hwang.

Ahora que Changbin no estaba en sus pensamientos quería explorar un poco más, descubrir nuevas sensaciones, nuevas cosas. Aunque sabía que no sería por mucho tiempo, ya que ese alfa estaba destinado a alguien más. Pero los recuerdos de su profesor llegaban a su mente brindándole el valor necesario para abandonar su palacio y acercarse a ellos. Su profesor le dijo una vez tratando de responder una de sus tantas preguntas.

"Sí, puedes estar destinado y amar a alguien más a la vez. Tu corazón es libre, nadie puede poner ataduras en este"

Un último vistazo al espejo para estar seguro de lo que traía puesto. Incluso varió sus pesados aretes por unas pequeñas perlas. Su cuello sólo traía una pequeña cadena de plata y en sus dedos... bueno, estos estaban vacíos. No podía colocar aquel hilo en ellos, no cuando no tenía seguro lo que estaba sintiendo, sin embargo, guardaría su lugar.

-

—Estoy cansado de entrenar a tantas personas, mi cuerpo sólo pide un extenso descanso.
Se quejó. Lee había desaparecido en medio de la guerra, algo que Hwang no dejó pasar enviándolo a luchar contra los nuevos seleccionados.
Hwang, no deberías ser tan amable con los omegas. Te están mirando con ojos brillantes.

Cosa que a Hwang no le interesó. Este sólo continuó comiendo su desayuno como si no tuviese la mirada de varios sobre él. Estaba desesperado en terminar lo antes posible, así inventaría una excusa para ir a verle.

—Deberías considerar algunos de ellos, imagino que tu padre tiene pesadillas cada noche de tan sólo imaginar a un hijo mediocre atado a alguien que no lo ama.
—Comentó, con una sonrisa poco amigable en sus labios, Minho sabía cómo molestarlo. Tomando en cuenta que él también iba por el mismo camino.

—Minho, no me cuentes tus problemas mientras estoy comiendo, por favor.
—Ahora quien sonreía era el alfa de cabellos rubios. El almirante cansado de las interacciones de sus compañeros tomó un sorbo de su cerveza, sí cerveza a las nueve de la mañana, los problemas de sus amigos también eran sus problemas, por priorizar su trabajo se había olvidado por completo de su vida amorosa, a este punto imaginaría su vida en un santuario siendo cuidado por el estado.

—Consideren las cartas de cortejo que reciben.
—Comentó el almirante, tratando de detener la guerra de miradas que esos alfas tenían.

Minho no lo haría, no cuando un omega lo traía tan distraído, más no lo aceptaría. Es terco, demasiado como para admitir que estaba interesado en alguien, esa era una de las diferencias que tenía con su querido amigo, pues este gritaba sin vergüenzas que moría por alguien que siquiera lo consideraba. En fin, el almirante tomó el último trago de cerveza pensando en si también debería tomar una de esas cartas al azar y salir con alguien.

—Disculpen la interrupción. Su majestad se encuentra en el campo en estos momentos.
—Avisó uno de los caballeros de Hwang, entonces el alfa olvidó que estaba comiendo para salir a toda prisa de esa sala.

—¡Limpia tus comisuras al menos!
—Gritó el alfa Lee tratando de molestarlo.

Entelequia-HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora