9_Carla y Samuel

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Pilar cayó de costado Samuel se arrojó sobre ella. A lo lejos tenía puestas sobre él las miradas de todos. Samuel sentía que su corazón se contraía y que el oxígeno no lograba entrar en su cuerpo.

-¡Mamá!-el grito de Samuel surcó el aire desgarrando a todos los presentes.

Le quitó la espada del pecho y corrió unos mechones de cabello del rostro. De a poco los ojos marrones de Pilar se apagaban y Samuel sentía que su vida se escapaba junto a la de su madre.

-Mamá, resiste por favor-decía Samuel llorando-te vamos a curar y vas a estar bien.

A Pilar le costaba respirar y ni decir hablar. Puso su mano sobre la mejilla de Samuel y le sonrió a su hijo menor, a su bebé como ella le gustaba pensar.

-Samu, voy a morir...-dijo Pilar.

-No, no, no-dijo Samuel con desesperación-vas a salvarte y volverás con Nano y conmigo.

Las lágrimas de Samuel caían en el rostro de Pilar.

-No mi bebé-dijo Pilar-voy a morir. Pero me voy feliz porque pude hacer lo que lo que siempre quise hacer: protegerte.

Samuel quería decirle que se callara y guardara sus fuerzas para cuando pudieran sanarla pero sabía que debía escuchar las últimas palabras de su madre.

-Eres lo más maravilloso que la vida me ha regalado-dijo Pilar llorando-tú, tu hermano y tu padre fueron toda mi vida y ahora podré reencontrarme con tu padre. No importa cuán difíciles se pongan las cosas Samu, nunca te olvides del joven dulce y valiente que siempre has sido.

-Te quiero mamá...-susurró Samuel llorando.

-Y yo a ti, mi bebé-dijo Pilar en un tono cada vez más bajo hasta que la última pisca de vida abandonó su cuerpo.

-¡¡¡Mamaaaaá!!!-el desesperado e inútil grito de Samuel aferrado al cuerpo de Pilar recorrió todo el ambiente. Ni siquiera Polo quien tenía motivos para odiar a Samuel podía evitar conmoverse ante esa dolorosa escena.

Ante él Azazel sonreía malévolamente. Siempre aparecía un obstáculo para impedirle matar a ese chico. Pero ahora debía hacerlo de una vez por todas. Vio que los amigos de Samuel comenzaban a acercarse al muchacho, seguramente para protegerlo nuevamente. Los mataría a todos de una vez y los demonios que entraron a Idris se encargarían de los demás cazadores de sombras.

Azazel levantó su mano derecha para terminar con todo pero se detuvo al ver algo que lo horrorizó

De lejos Carla vio como el cuerpo de Samuel brillaba y comenzaba a incendiarse. Llamas plateadas salían de todo su cuerpo mientras Samuel miraba fijamente a Azazel con una expresión sedienta de sangre.

-¡Samuel!-el grito desesperado de la rubia trajo de nuevo a la realidad a Samuel quien en ese momento percibió que su cuerpo estaba en llamas.

Samuel miraba sus brazos y piernas y veían como llamas plateadas estallaban en él pero él no sentía dolor alguno.

-Tú también-dijo Azazel aterrorizado-igual que tu padre...

-¿Qué quieres decir?-preguntó Samuel.

-Después de beber de la sangre de Ituriel tu padre Sebastián obtuvo el poder del fuego celestial.

-¿El fuego celestial?-preguntó Guzmán asombrado-ese es el fuego que solo está en los cielos.

-Esa es la forma en que Sebastián ahuyentó a todos los demonios de Idris hace 17 años-dijo Polo.

Carla no quería perder el tiempo sorprendiéndose. Por la cara de pánico de Azazel dedujo que ese fuego podría matarlo.

Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora