9_Los ángeles no pueden ser aprisionados

181 22 8
                                    

Una vez que Samuel atravesó el portal, este se cerró detrás de su espalda. Algunos de ellos miraban a Samuel como si fuera un bicho raro. Solo los que habían estado con él en Londres se lo tomaban como algo natural dado que ya habían experimentado esta habilidad de Samuel.

Cuando todos miraron donde estaban vieron que se encontraban en el bosque cercano a la ciudad de Idris.

-¿Qué hacemos ahora?-preguntó Valerio.

-Ir con Azucena y Armando-dijo Carla.

-¿Por qué no nos dijiste que podías hacer portales?-le preguntó Ander a Samuel.

Sin embargo, fue Guzmán el que respondió.

-Fue hace poco que Samuel descubrió que podía usar sus runas para hacer portales-dijo el rubio-y aún no ha desarrollado del todo esa habilidad. Como verán nos trajo al bosque y no a la misma ciudad. Eso se debe a que nunca había utilizado un portal por el que pasara tanta gente. Pero consideramos que mientras menos personas lo supieran, mejor. Para tener el elemento sorpresa de nuestro lado.

-En Madrid se sorprendieron-dijo Omar con humor-eso seguro.

-Aunque ahora ya lo saben-dijo Lu.

-Eso no importa-intervino Rebe-lo importante es que nos sirvió para salir de ahí todos vivos.

Samuel estaba exhausto. Esta era una habilidad nueva que no había perfeccionado y el que por el portal pasaran tantas personas y debiera estar abierto tanto tiempo lo había agotado.

-¿Estás bien?-le preguntó Guzmán en un susurro.

-Si-dijo él-solo algo somnoliento.

-Samu ¿qué te sucede? -le preguntó Guzmán.

-No es nada-dijo el castaño-es solo que me di cuenta que hay algo importante que debo hacer.

Guzmán siguió la mirada de su parabatai. Carla charlaba con Lu más allá. Guzmán entendió a lo que Samuel se refería. En ocasiones, ser parabatai era eso: entenderse sin decir ninguna palabra.

Polo no estaba impresionado por la habilidad de Samuel. Su atención estaba puesta en otra persona. Observaba a Cayetana quien tenía la mirada perdida en el punto donde el portal se había cerrado. Su expresión era neutra, casi ilegible. Sin embargo, esa era la chica que había dejado a su novio en el bando opuesto hace unos minutos. Polo había visto como Phillipe le propuso a Cayetana unirse a él y los otros traidores. Eso no cambiaba lo que ya pensaba del francés que era algo bastante malo. El problema es que Polo también fue testigo de cómo Cayetana dudaba de qué camino tomar, como si lo que le proponía su corrupto novio fuese realmente una opción para ella.

Ella pareció volver en sí y notó como Polo la miraba. Era casi una desagradable conversación silenciosa. ella le retiró la mirada.

-Creo que lo mejor será que nos apresuremos en llegar al Gard y contarle todo a Azucena-dijo Nadia.

-Sí, vamos-dijo Carla tomando la delantera y todos la siguieron.

Todos caminaban detrás de la rubia, incluso Ari, hasta que la voz de su novio la detuvo.

-Ari ¿podemos hablar?

********

Todos se habían alejado ya lo suficiente como para que Samuel y Ari tuvieran la privacidad suficiente.

Samuel sentía oprimido su corazón, porque sabía que esto la lastimaría, pero era lo correcto.

-¿Qué sucede Samu?-dijo Ari.

Samuel la miró con tristeza, pero también con determinación. Ella vio su expresión y pareció entender lo que iba a suceder.

-Samu, que...-dijo ella, pero él la interrumpió.

Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora