4_Anillos

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La espada de Guzmán atravesó al pequeño demonio raum lo que provocó que su sangre saltara por todos lados manchando su uniforme de combate. Era un asco. Pero el deber es el deber. Pensamiento típico de cazador de sombras.

Ander le lanzaba cuchillos por todos lados matando a estos pequeños demonios. No entendía porque mandaban a tres cazadores de sombras para encargarse de este nido de demonios raum. Son tan insignificantes que con un solo cazador de sombras bastaba. De hecho podrían haber mandado a muchachos de la Academia para que practicaran matar a demonios reales.

Guzmán supuso que era porque Teo quería mostrar que los hijos de las grandes familias eran cazadores de sombras activos valientes. Ya que tenía a su propia hija siendo la niñera del muchacho García entonces debía mandar a los demás a misiones sin importancia.

Guzmán estaba absorto en sus pensamientos por lo que no vio que un demonio raum atacó con su aguijón directo a su cara pero antes siquiera que levantara su espada el demonio quedó incrustado en la pared atravesado por la lanza de Polo.

-Guzmán-dio Polo sonriendo-ten más cuidado.

-Sí, gracias Polo.

Guzmán pensó que se distrajo porque estaba confiado que Ander o Polo le cuidarían las espaldas. Como hace un parabatai.

Los tres se conocían desde niños y todos querían tener un parabatai. Esa unión entre guerreros era algo que a Guzmán fascinaba.

El problema es que ellos eran tres. Polo, Ander y Guzmán. Y si dos de ellos se convertían en parabatai, uno quedaría excluido. Por ello decidieron que ninguno tendría uno.

Claro, ya eran como parabatai en cierta forma. Luchaban untos, se preocupaban los unos por los otros. Pero el vínculo parabatai hacia que tú fuerza sea la de tu compañero y viceversa. Las runas que tu parabatai dibujaba en tu cuerpo eran más poderosas. La conexión entre estos compañeros era mayor de lo imaginable y Guzmán quería eso y nunca se conectó con nadie de la forma en que lo hizo con Ander y Polo.

Envidiaba un poco que Lu y Carla pudieran ser parabatai aun cuando su relación no parecía ser la mejor últimamente. Bueno, Guzmán puede entenderlo. Lu podía ser una molestia a veces. Y ella sería su esposa un día...

Pensó en Nadia y en cómo cada día se le hacía más difícil estar aleado de ella. Lo que comenzó como una simple aventura secreta terminó siendo algo tan serio que se terminó arraigando en su corazón.

Pero aun cuando los Shanaa fueran una prestigiosa familia de cazadores de sombras sus padres no dejarían escapar la posibilidad de que su hijo se casara con la integrante de otra de las cinco grandes familias.

En ocasiones envidiaba a Marina y su rebeldía. Seguramente sus padres jamás elegirían un pretendiente para Marina porque ella nunca lo aceptaría. Incluso los mundanos habían dejado esa costumbre de arreglar casamientos para tus hijos. Ese pensamiento sorprendió a Guzmán. Nunca antes había aceptado que los mundanos podrían ser superiores a ellos en algo.


Cuando Carla y Samuel volvieron a reencontrarse todo fue incómodo. Tres días después del fallido beso Carla y Samuel volvían a reunirse aunque no fue por deseo de alguno de ellos. Carla fue forzada por su padre que quería que siguiera pasando el tiempo con Samuel para averiguar todo lo que pudiera de Samuel. Por otro lado, Samuel tenía un orgullo que le impedía mostrarse avergonzado ante esa chica que lo había rechazado pero que (no admitiría) aún se sentía atraído por ella).

Al principio Carla no sabía qué hacer con Samuel. No lo diría pero estaba arrepentida de no haber besado a Samuel en ese momento. Carla no sabía cómo interactuar con Samuel sin que salga a colación su anterior interacción. En un momento decidió utilizar la mejor arma que tenía a su disposición que era el interés de Samuel por conocer más sobre los cazadores de sombras y el mundo de las sombras.

Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora