3_Pulvis et umbra sumus

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Teo sabía que debía confiar en sus subordinados para lograr sus metas. Confiar en su capacidad, su devoción, su miedo. Daba igual. Mientras hicieran lo que tenían que hacer, daba igual.

Podía confiar en Ariadna y su deseo de venganza contra Carla y Samuel. Eso puede ser una motivación útil siempre y cuando encuentre un límite en el momento oportuno.

Podía confiar en la ambición de Armando ya que era un segundo al mando muy efectivo. Queria más pero sabía cual era su lugar.

Podía confiar en el fanatismo de ignorantes como Yeray o Phillipe que lo seguirían sólo si él iba contra los subterráneos. Un precio aceptable.

Podía confiar en la devoción o el miedo que los recién ascendidos sentían por él como Raúl o Didac respectivamente.

Podía confiar en la codicia de Malik que lo llevaba a traicionar a los suyos sólo por dinero.

Si, Teo sabía cuando confiar. Pero habia aprendido que hay cosas que debía hacerlas solo.

Caminó por el oscuro pasillo y vio la puerta que lo esperaba varios metros más adelante.

Muy pronto llegaría el momento en que todos aceptarían el poder de Teodoro Caleruega. Saboreó ese nombre pero no le gustó como pensó en un principio. Había tomado el apellido Caleruega sólo porque pensó que le serviría a escalar más rápido. Por un tiempo fue asi. Sin embargo, todo lo que logró y lo que lograría lo haría por él mismo, sin el apellido de su esposa para respaldarlo. Todos conocerán a Teodoro Rosón.

En momentos así le gustaría que Sebastián y Pilar pudieran verlo. Incluso su familia. Su padre, su madre, su hermano. Ellos se habían ido antes de ver en lo que se podía convertir.

Abrió la puerta y la oscuridad fue aún mayor que en el pasillo. La única luz provenía de las runas dibujadas en el suelo que brillaban intensamente.

-¿Seguirás negándote a ayudarme?-dijo Teo con frialdad.

Como siempre, no obtuvo respuesta.

-Como quieras- dijo Teo-ya sé como conseguir el poder de alguien que está por encima de ti.

Teo lo miró a los ojos . Vio dolor, tristeza y repugnancia. No importaba. Todo valdría la pena mas adelante.

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Desde que se dio la orden que todos los institutos del mundo fueran abandonados y todos vinieran a Idris, todo se volvió un caos. Patrick no estaba de acuerdo con esta decisión ya que creía que sin los nefilim por el mundo, los demonios y subterráneos rebeldes podrían hacer lo que quisieran sin oposición. Aunque una decisión tan extrema mostraba cómo la Clave temía a Teo en este momento.

Todos comenzaron a llegar por el portal del Gard y a ubicarse en las diferentes casas de Idris. Algunas familias ricas tenian casas en Idris aún cuando vivieran en el exterior. Otros simplemente debían buscar hospedaje. De hecho, la familia Blanco habia cedido la mansión Conmenford para alojar a algunos visitantes. Como ellos vivían en la mansión asignada al Inquisidor y su familia, no la necesitaban ahora mismo.

Patrick estaba junto a su padre recibiendo a algunos de los nefilim que llegaban. Ya habian llegado los de los Institutos de Buenos Aires, El Cairo, Paris, Melbourne, Tokio.

Patrick dudaba que fuera productivo reunir a todos los nefilim del mundo para debatir que camino tomar en esta crisis. Se necesitaba un liderazgo fuerte. Se inquietó al darse cuenta que Teo Caleruega pensaba así.

-Aquí llegan mas-dijo Benjamín a su lado- creo que son del Instituto de Río de Janeiro.

Al escuchar esto, Patrick se tensó al instante. Los nefilim cariocas comenzaron a entrar por el portal. Patrick los conocía de cuando visitó Rió de Janeiro. Los últimos en pasar fueron Cruz Carvalho, el director del Instituto, y su hijo.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora