1_Ausencia

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Didac caminaba por las oscuras calles de Madrid a esas altas horas de la noche. Sabía que era peligroso caminar por ese vecindario, pero el peligro no significaba nada para él. Había crecido entre estafadores, ladrones y narcos. Supuso que ir al gimnasio a esa hora no marcaría alguna diferencia para él. Además, tenía sus ventajas. Era el único horario disponible que tenía ya que se pasaba todo el día en la escuela o trabajando. Pero no se quejaba, prefería eso que estar en su casa soportando a un padre alcohólico, una madre indiferente y una hermana odiosa.

Los peligros de ese barrio no significaban nada para Didac, había crecido con ellos. En cierta forma sabía que estaba destinado a ellos. Si nacías aquí, morías aquí. Sonrió con algo de amargura, esa no era la postal que solía mostrársele a los turistas que visitaran la ciudad de Madrid.

Pero Didac quería algo más para él. Tenía buenas notas, quizás con una beca pueda estudiar en una buena universidad y largarse de este barrio y no ver más a su familia.

Además, le gustaba hacer deporte. Específicamente le gustaba hacer boxeo. Era un mecanismo útil para quitarse el estrés. Y de paso aprendías a defenderte de los idiotas en este barrio olvidado por Dios.

Didac sentía los sonidos que sus pies hacían en los charcos de agua formados en las irregulares veredas de su barrio

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Didac sentía los sonidos que sus pies hacían en los charcos de agua formados en las irregulares veredas de su barrio. Ese sonido era su compañía en el camino desde el gimnasio hasta su casa. Dio otra mirada al lugar. No había nadie. O eso pensaba él.

Dio unos pocos pasos más pero frente a él había una figura. Era un muchacho, aparentemente de su edad. Lo miraba y sonreía.

Didac sabia defenderse, pero de ser posible evitaba las confrontaciones innecesarias. Cruzó a la acera de enfrente y suspiró aliviado al ver que ese sujeto no lo seguía.

Siguió caminando y frente a él había otro sujeto. Distinto al anterior físicamente pero similar. Ambos estaban vestidos de negro y tenían esos tatuajes extraños en sus brazos y cuello.

-¿Necesitas algo?-le preguntó Didac al joven.

Él solo sonrió.

-Te necesitamos a ti-dijo una voz detrás de él.

Didac dio media vuelta y vio al joven que había visto primero. ¿Lo había seguido? No lo había escuchado.

-Por favor, ven con nosotros-dijo el joven.

Didac percibió cierto acento francés en él.

Sentía el peligro de la situación así que dispuso a correr. Sabia boxear, pero no podría con los dos al mismo tiempo. Didac quiso correr, pero el sujeto moreno frente a él saco un cuchillo muy extraño. Para evitar que se fuera apoyó el cuchillo en el cuello de Didac.

-Tranquilo, Yeray-dijo el joven de acento francés-lo necesitamos sano.

Luego miró a Didac.

-Tranquilo mundano, no te lastimaremos-dijo el joven de acento francés-por ahora.

Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora