4_Viviendo con el enemigo

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Ir de la mano de Carla por las calles de Madrid era un sueño para Samuel. Había querido esto desde que la conoció hace más de un año y ella le dijo que estaba comprometida con Polo. Lo había extrañado por todo un año cuando fue a Londres. Y lo había extrañado aún más en los meses en que no supo nada de ella ni de Teo. Ahora estaba junto a la chica que lo volvía loco caminando como un muchacho normal por el centro de Madrid y aun así podía sentir que había algo incorrecto.

Esta era Carla y a la vez no lo era.

Pero era o más cercano a Carla que tenía por ahora.

Cada tanto ella lo miraba y le sonreía. No se veía asustada ni triste lo que llevaba a Samuel a preguntarse si realmente debía rescatarla de algo. Esa runa que la unía a Teo era el problema, pero ella de verdad parecía feliz.

-¿A dónde nos dirigimos?-preguntó él.

-No te preocupes-dijo ella-ya estamos cerca.

-¿Estuvieron todo este tiempo en Madrid?-preguntó Samuel.

La Clave había utilizado muchos métodos para rastrear a Carla, Teo o cualquiera de sus seguidores, pero nada había resultado. Hubo señales de alerta que los ubicaban en ciertos lugares del mundo, pero no los habían encontrado. Sería extraño que todo este tiempo estuvieran en Madrid.

-Sí y no-dijo ella de modo juguetón.

Samuel estaba preocupado. Confiaría en la Carla que él conoce, pero ahora podía estar metiéndose en una trampa. Si sobrevivía a esto Guzmán se encargaría de matarlo.

-Confía en mi Samuel-dijo Carla.

Caminaron un tiempo más. Iban de la mano hasta que ella decidió apoyar su cabeza en el hombro de Samuel. Al principio el castaño se tensó, pero luego se dejó llevar. Podía disfrutar de este momento por ahora.

-Llegamos-dijo Carla deteniéndose de repente.

Samuel miró y solamente era una vieja casa del centro de Madrid. era antigua, pero se veía lujosa, al menos por afuera.

Carla abrió la puerta y dejó entrar a Samuel. No se había equivocado. El lugar parecía ser antiguo pero muy elegante.

-¿Es lindo, no?-dijo ella.

-Si.

Samuel observó detenidamente el lugar. Era espacioso y muy luminoso. Había en las paredes retratos de muchas obras de arte, principalmente pinturas del ángel Raziel y otros motivos nefilim. También había esculturas de ángeles y de guerreros. Como no podía faltar estaba la clásica escultura del ángel Raziel saliendo del lago Lynn con una copa en una mano y una espada en la otra. Él lago era representado por una fuente de agua real. Samuel no sabía bien porque, pero esa imagen siempre lo había fascinado. Quizás era el artista que aún había en él.

-Bienvenidos-dijo una voz masculina bajando por las largas escaleras.

Samuel levantó la vista y pudo ver a Teodoro Caleruega. Vestía un elegante traje y tenía el mismo porte arrogante e imponente que siempre le había visto. El instinto de Samuel era ir y golpearlo ahora mismo, pero dudaba que pudiera ganarle en una pelea a Teo, especialmente porque no tenía ningún arma con él.

-Tuviste razón todo el tiempo, hija-dijo Teo-tarde o temprano él iba a ir por ti.

-Lo sé-dijo Carla feliz.

Teo y Samuel se miraban como si midieran la situación, cada uno analizando a su enemigo. Samuel sabía que su misión era buscar información útil y salvar a Carla, pero tenía tantos deseos de golpear a Teo en ese momento...

Élite Cazadores de Sombas: ciudad de secretos y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora