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Todos en sus posiciones.— hablaron por radio.

Horacio, que había sido guiado por Blake a una sala llena de técnicos, pantallas y botones, tomó asiento en la única mesa que había allí, la cual estaba ocupada únicamente por los inmunes del Arca.

Buscó a Volkov con la mirada, quien se encontraba discutiendo vivamente con un par de técnicos. El ambiente era tan tenso que se podía cortar con un cuchillo, y no era para menos. El sujeto de prueba se encontraba en el Área de Extracción junto con los integrantes de la Incursión número Uno, quienes llevaban una cámara en el pecho que retransmitía todo lo que ellos veían en una de las enormes pantallas de aquella sala. Gracias a eso, Horacio pudo analizar bien al voluntario.

Era un hombre joven, de no más de treinta años, que, a pesar de los visibles nervios, parecía mostrarse alegre mientras bromeaba con Armando. El de cresta recordó verle alguna vez por el Arca, pues en aquel lugar todo el mundo se conocía aunque fuera de vista, y si su memoria no le fallaba, aquel tipo trabajaba en el sector agrario. ¿Qué le habría llevado a presentarse como voluntario para algo tan arriesgado?

—Bien, cuando el sujeto esté listo— escuchó a Volkov dirigirse a los técnicos a lo lejos.

El menor dejó de mirar la pantalla para observar cómo el imponente peligris se acercaba a la mesa y tomaba asiento en la cabecera de esta, recostándose sobre su silla y apoyando su brazo sobre la mesa. Llevaba una camiseta negra de manga corta que le hacía resaltar la palidez de su piel, sobre todo aquel día. Un ligero tono oscuro se había instalado justo debajo de sus ojos, dando a entender que había estado participando activamente en el proyecto.

"O quizás tampoco puede dormir pensando en que no va a funcionar" se dijo en su mente Horacio, volviendo a su estado pesimista.

Se vió obligado a apartar la mirada en cuanto se dio cuenta de que el mayor también le observaba, con su típico semblante serio. Tratando de mantener sus nervios a raya, volvió a girar la cabeza para prestarle atención a la pantalla, aunque aquello solo incrementó su estado. El sujeto sonreía a la cámara del pecho de Conway, levantando uno de sus pulgares dando la señal de que estaba listo. Horacio miró a Blake, quien le devolvió la misma mirada temerosa, sin embargo nadie se atrevía a decir nada.

Estamos listos— escuchó decir a Conway.

En aquel momento, todos se giraron a mirar al ruso, el cual se mantenía impasible.

—Que empiece la prueba.

Horacio observó enfrente suya a un hombre de coleta que había empezado a rezar. Se trataba del compañero de Brown, Emilio. Al de cresta le habría encantado seguir su ejemplo y rezar para que todo saliese bien, pero, al no saber hacer aquello, simplemente lo deseó. En la pantalla se veía la puerta del ascensor que daba al exterior, pues tanto los dos inmunes como el sujeto de prueba se encontraban mirando hacia esta, impacientes, mientras esperaban a que la plataforma llegara hasta arriba.

Horacio sentía que se le iba a salir el corazón por la boca, y estaba seguro de que no era el único. Toda la sala prestaba atención a aquellas pantallas casi sin pestañear.

Las puertas de la plataforma se abrieron, al fin, mostrando el exterior que había pisado el de cresta días antes, y algunos de los presentes aguantaron la respiración.

—Es estable— dijo una de las técnicas viendo un monitor con las pulsaciones del sujeto.

Horacio se permitió volver a respirar con normalidad, aunque su estado de nerviosismo no disminuía, estaba seguro de que iba a acabar llorando de la tensión.

En la pantalla volvió a aparecer aquel voluntario, quien salía de la plataforma seguido por los dos inmunes. Caminaron un poco hasta estar completamente rodeados de naturaleza y volver a pararse. Armando se adelantó un poco para ponerse delante suya y verle la cara.

ɪᴍᴍᴜɴɪᴛʏ |Volkacio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora