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Gustabo se encargaba de los últimos preparativos en las comunicaciones con los Inmunes antes de su próxima Incursión, aunque le parecía una chorrada. Cuando supo que le ascendían no se habría esperado el aburrimiento que le supondría el trabajo que tendría que desempeñar, aún así, aquello era bueno, pues que no hubiese problemas en el sector mecánico significaba una buena Incursión.

—Joder, ni que fueran a explotar estas mierdas por un día que no se usen— se quejaba mientras observaba varios sistemas radares.

Estaba solo, ya que era el único en el turno de madrugada a petición propia. Nunca le había gustado relacionarse de más, y menos cuando tenía que trabajar. Fue por ello por lo que frunció el ceño en cuanto escuchó la puerta abrirse tras él.

—Quien quiera que seas, ya te puedes ir dando la vuelta— gruñó mientras seguía a lo suyo, pero los pasos aproximándose a él hicieron que se girara, frustrado por la orden incumplida— ¿Pero que coño te he di...

Sus palabras quedaron en el aire en cuanto observó al intruso, haciéndole levantar las cejas incrédulo.

—Gustabo García— dijo el hombre.

—Ese soy yo, Gustabo con B de bombón— vaciló— ¿Qué le trae por aquí, viejo?

Conway suspiró por el apodo que aquel chico estaba dispuesto a ponerle.

—No vendrá a darme una paliza por nuestra última conversación, ¿no?

—Quizás sea mi objetivo la próxima vez que venga, capullo— escupió, lo que hizo reír burlón al menor.

—Bueno, entonces a que se debe su ilustre visita.

Una vez más, no había pasado desapercibida para Conway la burla de aquel rubio, pero estaba ahí por algo importante, así que trató de controlarse.

—Gustabín, Gustabín— suspiró mientras tomaba asiento en una de las tantas sillas vacías de la sala, bajo la atenta mirada del mencionado— Tú y Horacio sois buenos amigos, ¿verdad?

Gustabo levantó una ceja dudoso.

—¿Va a chantajearme o algo por el estilo?

—¿Chantajearte?— el mayor se permitió reír, descolocando al contrario— Si quisiera chantajearte utilizaría tu curioso ascenso, no al crestitas. ¿O acaso crees que estás aquí porque el Gobernador se sintió benevolente contigo?

El rubio trató de mantenerse lo más neutral posible, no quería mostrar ninguna debilidad hacia aquel hombre, y menos tras aquellas palabras, pero le era casi imposible no sentirse confuso.

—Ya hablaremos de eso en otro momento, ahora dime ¿que estarías dispuesto a hacer por Horacio?

Gustabo le miró fijamente durante unos segundos, cambiando su mirada a una más dura.

—Estoy dispuesto a todo.

Conway se sintió satisfecho ante aquella respuesta, y ante los ojos decididos que poseía el menor.

—Eso era lo que quería escuchar— sonrió— Necesito que hagas algo por mí.

♤♤♤

Sonaba muy bien la idea de decir que le dolía todo el cuerpo y apenas se podía mover por culpa de Volkov. La cosa cambiaba al saber que aquello era debido al entrenamiento y no a otras cosas.

Sin duda el veterano no le había mentido, era mucho más exigente que Conway y, en cierta medida, eso le hacía apreciar un poco más a aquel viejo gruñón.

Debía seguir el paso rápido del más alto, pero los músculos se le resentían con cada movimiento.

—Podías haberme avisado antes de que acabaría así— se quejó sin dejar de poner muecas de dolor.

ɪᴍᴍᴜɴɪᴛʏ |Volkacio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora