Capítulo 1

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Capítulo 1

El despertador le había parecido excesivamente molesto esa mañana, provocando que quisiera lanzarlo por la ventana para no volver a escucharlo jamás, deshaciéndose del sonido que atormentana su mañana.

Los excesivos ladridos de Gennadi no ayudaron, el animal ladraba y brincoteaba a los pies de su cama, seguramente impaciente porque finalmente lo dejara salir al patio a orinar o le diera de comer, las cosas con su mascota eran de esa manera, era como una rutina.

Sintió el sonido de las uñas repiqueteando sobre la madera y entonces lo sintió sobre la cama, el animal se arrastró frenético sobre sus sábanas, terminando sobre él, llenando su rostro de su saliva viscosa y caliente mientras agitaba sin detenerse su cola. Ese cachorro era como un explosión de energía, la mayoría del tiempo eufórico, ansioso y feliz.

—Si, buenos días para ti también chico—gruñó con la voz ronca por recién despertar. Su mano acarició la cabeza del no tan pequeño cachorro imperactivo de 5 meses, aunque Jungkook no podía esperarse un cachorro pequeño de un rottweiler a esa edad, además, en realidad, ¿había tal cosa como un cachorro tranquilo?.

Gennadi había sido un regalo de sus padres en la última navidad, ambos planeaban pasar un tiempo en la ciudad portuaria de Vladivostok, en Rusia, donde vivía la familia de su padre por lo que este le había dado al pequeño perro con únicamente un nombre y una responsabilidad, había sido una buena jugada luego de que le recalcaran una y otra vez que estaba demasiado solo en esa casa, en su defensa, la vida adulta a veces simplemente era algo complicada.

Jungkook bajó el cachorro de su pecho y con el en brazos se sentó sobre la cama y lo depositó sobre el suelo nuevamente, acariciando su cabeza y rascando detrás de las orejas donde tanto le gustaba al pequeño demonio. En su recorrido a la cocina puso la cafetera y abrió la puerta del patio, Gennadi salió como alma que lleva el diablo y Jungkook sonrió por ello, revolviéndose el cabello rubio y bajando el café del fuego. Se sirvió una taza y le colocó una cucharadita extra de azúcar; mientras el oscuro líquido bajaba por su garganta le sirvió la comida al cachorro y comprobó que tuviera agua también, entonces se dirigió a la ducha.

Esa era su rutina de todos los días, el típico recorrido de preparación antes de irse al trabajo y los fines de semana que salía a correr o hacer ejercicio. Esa mañana no fue diferente, llegó al trabajo a las 8:15 y como de costumbre robó un par de donas que estaban sobre el escritorio de Seokjin. Seokjin era un tipo alto con grandes músculos que lo podían hacer ver intimidante, nada que ver con el peculiar sentido del humor que le había tocado a juego.

—Te he dicho de dejes de robar mi comida Jeon—le gruñó Seokjin mientras se desplazaba hasta dejarse caer sobre la silla de su escritorio, bostezando orgullosamente mientras su mirada distraída observaba la oficina.

Seokjin podía no ser lo que su apariencia mostraba pero si que era un cascarrabias cuando se trataba de la comida, era ese tipo de persona.

—No te estreses o te arrugarás esa cara—dijo en respuesta, dándole un mordisco a la dona, el glaseado de vainilla manchó su boca.

Seokjin volvió a gruñirle, Jungkook tenía un don para presionar los botones correctos y fastidiarlo.

—No te metas con mi rostro rusito, ya quisieras tener este rostro cuando tengas 30—le soltó, el apodo como de costumbre lejos de causar molestia sonaba excesivamente cariñoso.

Suicide | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora