Capítulo 26

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Capítulo 26


Cuando la alarma de su celular sonó, sacudiendo el aparato sobre la pequeña mesa Jungkook se retorció en su posición, le dolía terriblemente el cuello por dormir en el sillón de la sala y sentía los músculos como si pesaran toneladas debido a la mala noche, donde había estado entrando y saliendo del sueño continuamente más veces de las que podía contar.

El bulto de mantas en el sofá se movió también, despertando igualmente con el molesto chillido de la alarma. Jimin volteó su cabeza desde su posición y le dió una mirada fija y profunda que le causó escalofríos.

Ok, indirecta captaba, el seguía molesto.

Podía entenderlo, después de todo la mañana anterior la situación había estado bastante descontrolada y sabía que tendría que explicar y aclarar algunas cosas, además de confesar un puñado de otras. Realmente quería hacerlo bien, quería ese chico, no quería perderle por algo así y se sentía tonto admitirlo ahora cuando la tormenta se desataba.

Jimin resopló y volvió a acomodarse bajo la manta, viéndose pequeño ahí arropado en su sofá, con su cabello oscuro entrañablemente revuelto y su piel tatuada brillando con la luz de los inicios del amanecer colándose por la ventana.

—Hoy es tu cita con Jung Hoseok, el psicólogo que te había mencionado—su voz era baja y ronca por no usarla en unas horas. Su intento de romper el hielo no parecía tener efecto cuando Jimin solo gruñó y se removió en la manta. Suspiró—Jimin.

—Si, no lo he olvidado, Jeon—su voz, igual que la suya, sonaba un poco seca, pero no era eso, era su tono, era como si en un par de horas Jimin hubiera construido toda una pared entre ellos—Podría ir perfectamente por mi mismo, ¿sabes?, dijiste que Kim enviaría un auto para nosotros, bien podría ir por mi mismo con ellos.

Sus labios se apretaron y suspiró antes de soltarlo—Si, bueno, necesito estar en el trabajo hoy.

Silencio. El silencio que siguió fue lo suficientemente pesado para sentir como se le retorcía el estómago y  Jungkook odió que volviera a cerrarse en banda, como si hubieran retrocedido miles de kilómetros y volvieran directamente al punto de inicio, mierda, lo había jodido pero lo estaba intentando, no podía trabajar con silencio sepulcral e indiferencia y yacer malabares con todo el meollo ya era suficientemente complicado.

—Oh, ya veo—eso fue lo único que Jimin dijo luego de poco más de un minuto. Su voz sonaba mas reseca ahora y culpa ardió en su pecho, ¿lo estaba jodidamente decepcionado, cierto?, podría apostar que lo hacía.

Como un resorte se levantó del sillón, definitivamente sin poder quedarse quieto por más tiempo. Sus manos despeinaron su cabello y sentía su corazón sacudirse en sus oídos como en una situación de peligro, ahí no estaba precisamente en peligro, pero la adrenalina hacia que se sintiera al límite. Una desesperación intensa por arreglarlo.

—Jimin—llamó, su voz baja y suave como una suplica mientras cerraba la distancia entre ellos y se sentaba en el borde del sofá donde Jimin estaba. Cuando no se movió, estiró su mano y le quito la manta del rostro. Avellana inexpresivo le devolvió la mirada—Oye, estoy intentado solucionar un par de cosas aquí, necesito tu colaboración para eso.

Su susurró parecía haber activado algo porque la expresión de Park se endureció gradualmente y lentamente se acomodó, sentándose mientras ambos quedaban frente a frente.

Suicide | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora