Capítulo 17

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Capítulo 17


Las cosas con Jimin eran…las definiría como complicadas, no había vuelto a dirigirle la palabra a menos que fuera estrictamente necesario y realmente había intentado arreglar las cosas para quedar bochornosamente hablando solo, con el contrario alejándose de él como si tuviera alguna enfermedad terminal contagiosa o no soportara estar a su alrededor.

La había cagado y lo sabía.

Lo que sea que estaban logrado construir en su relación se había hecho pedazos en dos segundos y parecía que no había una manera de remediarlo, o puede que si la hubiera, pero a su compañero de vivienda parecía no importarle encontrarla en absoluto.

Por otro lado, aparte de su relación quebrada tal parecía que Park estaba haciéndole algún tipo de guerra psicológica sin que él lo supiera. Se paseaba semidesnudo por su casa como si realmente el no estuviera en el puto lugar y era exasperante de una manera bizarra porque había comenzado a divertirse secretamente con la situación, aparte de desarrollarle un caso de bolas azules, por supuesto que eso también.

Era momento de poner las cartas sobre la mesa, era un adulto, no podía vivir engañándose a sí mismo, Park Jimin le ponía, le ponía jodidamente mucho. Debía admitir que había tenido una buena cantidad de sueños húmedos con él y que en esos días Park parecía haberse vuelto el dueño de las acciones de su polla, bien, era de esa manera, eso no significaba que haría algo al respecto, Park Jimin era un crío, uno caliente y gay, él era gay también y tenía ojos y una polla funcionales, era entendible que se pusiera caliente con un tipo atractivo revoloteando a su alrededor que parecía divertirse con esa interacción extraña de ignorarlo–provocarlo.

Está ahí todo estaba correcto, lo que no lo estaba en absoluto era que se corriera a diario en la ducha jadeando su nombre y pensado en la tentadora curva de su culo contra su polla llorosa, y que no quedara satisfecho en absoluto. Se sentía insípidamente insuficiente pensar en ese culo mientras se masturbaba cuando sabía que al otro lado de la puerta estaba el tipo, real y caliente como el demonio, con poca ropa y listo para juguetear con su autocontrol.

No, nada estaba bien, quería follarlo, quería follarlo tan mal que se había sentido demasiado tentado de abandonar sus principios y enterrarla la polla hasta las pelotas, mierda, ya solo hablaba de su maldita polla, Park Jimin estaba jodiendo con su cabeza y era bochornoso que él, un hombre adulto fuera manipulado por un tipo 8 años menor que él para ser su perro faldero, esperando todas las noches en el sofá, fingiendo ver la televisión mientras secretamente trataba de invaginar cuál sería el color de la ropa interior de Jimin esa noche.

Se negaba a seguir así, había terminado con ello y punto.

Buscó con la mirada por su teléfono sin encontrarlo, no recordaba dónde lo había dejado y antes de comenzar a buscar por él lo reconsideró, había pensado en llamar a Yoongi para que se vieran, había sido más de 1 año que tenían ese tipo de relación establecida, ambos llamarían al otro si querían sexo y al día siguiente volverían a ser lo amigos de siempre, era conveniente y práctico y no era complicado en absoluto, eran adultos, estaban en la misma página y su química sexual era grandiosa, sin embargo, él realmente no quería encontrase con Yoongi ese día, además, se sentiría un hipócrita si se contactaba con su mejor amigo luego de una semana para pedirle follar, así que terminó descartándolo.

Se puso las botas y tomó una chaqueta del armario, dejándola caer sobre sus hombros antes de salir por la puerta de su habitación como una flecha, bajando las escaleras de dos en dos a paso ligero, Gennadi fue a su encuentro ansioso apenas lo escuchó, siguiéndolo por todas partes mientras se movía por el primer piso.

Suicide | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora