Capítulo 2

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Capítulo 2


El interior del apartamento estaba bastante desordenado, o eso fue lo mejor que pudo apreciar en la oscuridad que se cernía en el lugar, con la mayoría de las luces pagadas y solo el foco amarillento en un pasillo titilaba en luminiscencia. La estructura era sencilla, seguía unos cuantos metros desde la entrada y llegaba directamente a una cocina sencilla y pequeña, si seguía en línea recta había otro pasillo que llevaba a lo que parecía ser una sala de estar, a la derecha, justo frente a la cocina había un par de puertas, seguramente el baño y la habitación.

Era pequeño pero frígido como una casa demasiado grande.

Sus botas sonaron sobre el suelo, notando los cristales rotos que se extendían por pequeños trozos sobre la madera marrón, brillando en las penumbras debido a la poca luz que recibían.

Jungkook no lo comprendía, ¿por qué habían cristales rotos sobre el suelo?, y sobre todo, ¿por qué el tipo andaba descalzo?, lo cristales debían ser de algún vaso que se le había caído e inevitablemente roto, en situaciones así lo normal es recoger el desastre para no hacerse daño, al parecer el tipo—Jimin, maldita sea—no era una persona convencional en lo absoluto, tenía el suelo de su casa con pequeños cristales rotos y encima no se molestaba en usar zapatos, exponiendo directamente sus pies desnudos a lastimarse con las afiladas puntas.

Era como si casi añorara que los cristales se clavaran en sus pies.

¿Era de esa manera?.

Por la manera en la que el chico estaba sentado sobre un mullido sillón en la esquina de la habitación frotándose los pies entre sí distraídamente y sin inmutarse ni un poco era bastante descolocador para cualquiera, que sus ojos no se apartaran de él estático en medio de la cocina no ayudaba a aclarar las dudas en su mente.

Le sostuvo la mirada, como su fuera a encontrar alguna respuesta que sabía que no llegaría.

—¿Hay algo más que necesite oficial?— preguntó, su voz ligeramente rasposa, como si estuviera irritada era como un bálsamo en la oscuridad de su vivienda, Jungkook pudo sentir como un escalofrío subía por su columna vertebral.

A la mierda.

—En realidad si—afirmó con firmeza en su voz, mientras internamente pensaba en que tan inadecuado sería, aún así no fue capaz de retener sus palabras—un botiquín y un recogedor.

El chico observó el suelo y luego sus propios pies que goteaban gotitas de sangre sobre la madera, comprendiendo lo que pretendía hacer antes de volver su mirada a Jungkook, acentuando aún más su expresión estoica.

Era como un muñeco, con las expresiones cuidadosamente guardadas en una caja bajo llave.

—No creo que eso sea parte de su jornada oficial—lo dijo tan lentamente que las palabras parecían aterciopeladas por su lengua

Jungkook le dio una mirada fija y firme, ese chico podría tratarlo como un insecto molesto pero él no lo era, lejos de eso era una gente de la ley con una voluntad difícil de quebrantar y quedaba esperar que esa carta jugara a su favor.

—Yo mismo puedo velar por mis tares asignadas, no se preocupe demasiado —aseguró, manteniendo su postura, cuadrando los hombros y apretando la mandíbula, como una advertencia silenciosa de que no cedería.

Suicide | Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora