Me senté en una de las sillas de la barra de la cocina y fingí estar en mi celular.
-Hola bonita- me saludó Enzo mientras entraba a la cocina
-Hola-
-¿Puedo hablar contigo un segundo?- preguntó
-Claro- asentí dejando mi celular a un lado, mientras que él se sentaba justo en la silla de al lado
-No sé realmentecomo empezar a decir esto, pero... lo siento por besarte-
-¿De verdad lo sientes? ¿Te arrepientes?-
-Sinceramente no-
-¿Entonces por qué te disculpas?-
-Por si te hice sentir incómoda-
-Créme, si lo hubieras hecho ya lo sabrías, no tienes que disculparte-
-¿Entonces, lo puedo hacer de nuevo?- preguntó ladeando su cabeza
-Nada más tienes que pedir permiso- bromeé
-Vale, siempre pediré permiso, lo prometo- asintió como si fuera lo más obvio- emmm, Clark... ¿Te puedo besar?-
-No, lo siento mucho, para la próxima-
-Está bien- se encogió de hombros con una sonrisa
Esta vez fuí yo la que me acerqué rápidamente a él y junté nuestros labios. Él aún seguía sentado así que con sus dos manos tomó mi cintura pegandome a él, mientras yo pasaba mis manos desde su cabello a su pecho.
-Realmente sabes a fresa- dije cuando nos separamos, aún estabamos a centimetros del otro- ¿Cuál es el secreto?-
-No se, bésame de nuevo para ver si lo encuentras- bromeó
-Que irrespetuoso eres- le dí un pequeño golpecito en el pecho, fingiendo estar ofendida
-Irrespetuosa usted, señorita Clark, que me besa sin pedir permiso- se unió a mi juego
-Lo siento, no pasará de nuevo-
-¿Lo del permiso?-
-Lo del beso- me di media vuelta pero antes de que pudiera hacerlo Enzo me detuvo, tomando mi brazo
Enzo me juntó a él lo más posible.
-No puedes resistirte a mis besos- susurró en mis labios
-Se sorprendería si supiera lo fuerte que es mi moral, señor Hardford-
-Eso me huele a reto, señorita Clark-
-Reto aceptado-
-Vale- dijo Enzo ofreciendome su mano y yo la tomé para después estrecharla
-¿Desayunamos?-
-Está bien, hice café para los dos-
-Lo siento mucho Fordy, yo no tomo café-
-No te preocupes, no tienes porqué disculparte, ¿Te gustan los croissant?-
-Sip-
-¿Y las fresas?-
-También-
-Vale, esperame un segundo-
-¿En que te puedo ayudar?-
-En nada, quedate ahí-
Unos minutos después, Enzo puso justo enfrente mío un plato con un croissant y unas cuanas fresas picadas, además lo acompañó con jugo de naranja.
-Muchas gracias, Fordy- dije mientras él se sentaba a mi lado a comer casi lo mismo, a diferencia de que si desayuno incluía café
Después de desayunar y arreglar un poco el desorden que teníamos a Enzo se le ocurrió ir a la plaza del pueblo y yo no me negué. Salimos al garaje y subimos a su auto. Después de unos veinte minutos de recorrido llegamos al pueblo, este parecía sacado de una película de romance francesa, literalmente.
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Siempre fuiste tú
RomansaAntes de conocerte te amaba y esperaba. No sabía si tus ojos serían cafés, azules o verdes, o si te gustaría más el café o el té. No sabía nada de ti pero aún así te esperaba, aún así te amaba. Ya lo sé todo, sé que tus ojos son cafés, y que realmen...