CAPÍTULO 32

600 44 1
                                    

Rhett

Luego de nuestro pequeño desacuerdo con Killiam, las cosas poco a poco volvieron a la normalidad. Pasaron cinco meses desde que le pedí a Dalia que nos casáramos, meses en los que fui completamente feliz, bueno, en lo que cabe serlo en nuestro mundo. Vincenzo y su pequeña mujer preparaban todo para abrir el gimnasio, el primer paso que Dalia encontró idóneo para empezar en el mundo del boxeo. Es una gran manera de lavar dinero y de generar montones de este mismo. Ella siempre a mi lado, cuidando mi lugar y aconsejándome. Soldados nuevos llegaron a nuestras filas, Dalia se encargaba ahora del preparativo de nuestra unión, pero siempre cuidando de la famiglia. La noticia de nuestra boda fue una gran sorpresa para muchos, algunos seguían pensando que sería mejor que desposara a una virgen de la organización, ellos eran los arraigados a las viejas costumbres, otros vieron mi unión como la consolidación de mi liderazgo, esos veían a Dalia más allá de solo una incubadora de hijos. Lo cierto era que su opinión poco o nada me importaba, yo era su jefe y mi palabra era ley.

*****

—Podemos huir a Las Vegas y casarnos —dice tirando su abrigo de piel a la silla para luego hundirse en ella.

—No, no podemos. Nos casamos en dos días.

—Yo necesito y en verdad necesito que la organizadora de la boda se encargue del asunto sin tener que consultarme cada minucia.

—¿Se lo has dicho ya?

—Estuve a punto de dispararle hace media hora, Dante me tranquilizó con sus monerías. A mí no puede importarme menos si la torta es de chocolate, frutilla o vainilla. Tengo asuntos que atender. Mañana pondrán a un nuevo comisionado en la policía y el muy imbécil quiere declararnos la guerra.

—Carlo se encargará de ese asunto.

—Sé que es bueno, pero este asunto requiere más que balas y fuerza bruta.

—Pero así le enviamos un mensaje a todo el departamento de policía.

—No. Quiero que se haga bien, quiero romper a ese hombre, que se trague sus palabras. Aki me dio un extenso listado de virtudes del hombre.

—¿Qué tienes en mente?

—Mañana será su conferencia de prensa, por lo que sería bueno hacerle una visita hoy. El hombre tiene una hija a la que adora, su esposa es una adicta en recuperación, pensé que tal vez sería bueno enviarles un regalo a ambas y tener una pequeña plática con el sujeto. No quiero una guerra con la boda a realizarse en dos días.

—¿Acaso te estás ablandando?

—Yo no lo llamaría ablandarse, más bien es algo así como que no quiero que mi maldita boda se convierta en un matadero.

—Iremos ambos.

—Bien, yo manejo —concuerda poniéndose de pie.

Pantalón ajustado, botas negras hasta la rodilla y un pequeño top de encaje que no deja nada a la imaginación. Sus curvas perfectas solo nublan mi razón, hace que quiera tomarla en mi escritorio únicamente con sus putas botas sexys puestas. Tomo mi paquete y lo acomodo mientras trago en seco.

—¿Qué? —pregunta mientras saca su móvil de su bolsillo trasero.

—Te ves impresionante —la halago honestamente poniéndome de pie y dejándole ver cuán impresionado estoy por ella.

—¡Boss! —Dante llega gritando y completamente agitado—. Hay policías en la puerta.

Dalia y yo nos miramos intentando comprender el porqué de esta repentina visita de la "autoridad". Ella marca rápidamente en su móvil.

RULETA RUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora