CAPÍTULO 22

831 60 11
                                    

Rhett

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rhett


—Dime que encontraste algo más.

Killiam sostiene en el aire un fólder. Agacho la cabeza y me sostengo de mi escritorio. La había dejado entrar. No. Ella entró a mi vida como dueña y señora. Puse mi mundo a su disposición y lo hizo suyo. Se infiltró en mi organización, en mi cama y en mí...

Sin perder más tiempo le quito el fólder a mi viejo amigo y lo abro. Lo primero que veo es una foto de ella cuando era adolescente. No ha cambiado nada, está igual de hermosa. Un joven asiático la lleva de la mano, ambos se miran como si el sol saliera solo para ellos, parecen... enamorados. Un nudo se hace en mi pecho y descarto ese escenario.

Doy la vuelta a la fotografía y me encuentro con otra imagen suya, en esta aparece con un hombre asiático ya de edad, si no supiera que es estadounidense podría asegurar que este hombre era su abuelo, se miran como solíamos hacerlo mi abuelo y yo.

Hay una tercera hoja y esta es la información que encontraron de ella.

¿Dalia Moore?

No existe registro alguno bajo este seudónimo de la persona en cuestión.

Los primeros párrafos son los que detienen mi corazón. El nombre tachado de Dalia y la palabra seudónimo subrayado.

Ninguna persona viva o muerta corresponde al nombre de Dalia Moore, no hasta seis años atrás. Se expidió en esta fecha un pasaporte y visa al nombre en cuestión y hay registros de una renta bajo su nombre, estudió Administración de Empresas en The University of Chicago, se graduó con honores, no se conocen trabajos que haya ejercido, antes de eso no hay nada, ni teléfonos a su nombre, ni casas, ni registros escolares, como médicos o dentales. Las únicas pistas que encontramos son dos fotografías bien escondidas en la laptop de la señora en cuestión. Ambos hombres no son desconocidos para la ley, uno de ellos, Masahiko, era buscado por el FBI por haber robado información y armamento clasificado (no hay un informe oficial de esto), lo encontraron muerto en Japón, su tierra natal. Al poco tiempo encontraron muerto al segundo hombre en un motel, este era conocido en el mundo de la mafia japonesa como Shihan acusado de matar muchos hombres bajo la orden de los Yakuza (no tenemos cifras exactas, algunos dicen treinta, otros hablan de cientos).

—Rhett. —La voz de Killiam hace que deje de leer.

—¿Quién es ella?

—No lo sabemos, mi mejor hombre solo pudo encontrar eso, los demás no encontraron nada.

—¿Qué piensas tú?

—¿La verdad? ¿Quieres escuchar mi versión?

—Sí. —Tomo asiento y mi amigo hace lo propio. Junto las manos preparándome para lo que viene.

—Ella se está escondiendo y lo ha hecho demasiado bien hasta ahora.

—¿De quién puede estar escondiéndose?

RULETA RUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora