Cap 19

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JunMyeon se fue a la cama, pero no pudo dormir. A pesar del hecho de que Hyolyn y él habían hecho las paces, sabía que nunca olvidaría sus acusaciones. Hyolyn le había pedido perdón y había asegurado que, con la pena, no sabía lo que estaba diciendo, pero JunMyeon sentía tal frío por dentro que dudaba poder volver a sentir calor. ¿Cómo podía haber dicho tales cosas Hyolyn? ¿O siquiera haberlas pensado?

Pero ya no tenía sentido preocuparse. Cuando se levantó de la cama a la mañana siguiente, JunMyeon pensó que tenía otros problemas que resolver. Su relación con SeHun era el primero de la lista.

¡SeHun! ¿Cómo habría reaccionado ante la muerte de su abuelo? ¿Qué iba a pasar ahora?

Se dio una ducha para animarse y se puso un sencillo traje. Se había acostumbrado a no usar maquillaje por el día, pero tenía la cara tan pálida, que tuvo que aplicarse un poco de colorete. Se sentía física y mentalmente devastado, pero nadie que hubiera vivido una noche como la anterior podía esperar que no se le notara en la cara y pensó con añoranza en Seúl y key.

Abajo, el hotel funcionaba con la misma eficacia de siempre y JunMyeon pensó, con bastante cinismo, que Hyolyn no permitiría que la muerte de su padre interfiriera con su inversión. Hasta la noche anterior, nunca hubiera catalogado a su hermanastra de despiadada. Pero lo era. Al menos en lo referente al hotel.

Decidiendo que no invadiría el apartamento de Hyolyn sin ser invitado, decidió desayunar en la cafetería y se sentó frente a la ventana como la primera vez en que SeHun había aparecido a desayunar con él. Mientras tomaba el café, recordó las horas que había pasado en su apartamento con glorioso detalle. Los recuerdos todavía le causaban un cosquilleo que se extendía por todo su cuerpo.

Pero entonces recordó lo que había pasado en el hotel al volver y la maravillosa sensación se evaporó ¡Woo-Bin estaba muerto! Y aunque no lo había dicho con esas mismas palabras, Hyolyn lo culpaba hasta de eso.

Seguía allí sentado con su taza de café vacía cuando vio que SeHun estaba cruzando el recibidor y se dirigía hacia él. Llevaba traje oscuro y la blancura de su camisa contrastaba de forma profunda con la bronceada columna de su potente cuello. Tenía los ojos inflamados y parecía débil, pero estaba tan atractivo, que JunMyeon sintió que todos sus sentidos despertaban.

Y lo que más temía era que la acusara de las mismas cosas que su madre.

—Hola conejito. —saludó SeHun, apartando una silla para sentarse frente a él—. Pensé que te encontraría aquí.

—¿De verdad? —JunMyeon tenía los nervios a flor de piel—. Yo... siento mucho lo de tu abuelo. Debes de estar destrozado.

—Bueno, desde luego que estoy triste. —dijo SeHun con suavidad—. El viejo era alguien muy especial. —se cuadró de hombros—, pero tampoco ha sido tan inesperado a pesar de que parecía estar mejor últimamente. Hasta el doctor se sorprendió de que durara tanto como ha durado.

—¿Tú crees? —Hyolyn no había dicho eso—. Bueno, de todas formas, te doy mi pésame. Era un hombre notable.

—¿El pésame? —repitió SeHun con suavidad—. ¿A qué viene tanta formalidad? ¿Por qué no dices simplemente que vas a echarlo de menos? Yo desde luego sí. ¿Y qué han sido todas esas conversaciones que has tenido con él, apariencias?

—¡No! —JunMyeon estaba a la defensiva, pero no podía evitarlo. Después de lo que Hyolyn había dicho, todo le parecían acusaciones—. SeHun, a mí me caía bien tu abuelo. Pero comprendo que mi relación con él no puede compararse con la tuya. Ni con la de tu madre.

—¿Y he dicho yo que podría? —SeHun parecía un poco confuso—. Vamos,

JunMyeon. Sé que te llevabas bien con el viejo y que él te quería.

Prohíbido Deseo-SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora