cap2

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Era precioso, pensó JunMyeon con desgana al asaltarlo con pena el recuerdo de las vacaciones que había pasado allí. ¡Había sido tan ingenuo en aquellos días! Tan inocente... Por eso le había dolido tanto descubrir la verdad.

Pero no quería pensar en aquello ahora. Aquel periodo de su vida estaba muerto y enterrado. Igual que sus padres, pensó JunMyeon con amargura. No tenía sentido creer que su padre seguiría vivo si su madre no lo hubiera traicionado, lo mismo que pensar que su madre, Suzy, no habría desarrollado un maligno cáncer de piel si hubiera seguido viviendo con su padre Minho...

El avión aterrizó sin incidentes y se desplazó despacio hacia los edificios del aeropuerto. JunMyeon recordaba que la primera vez que había llegado a la isla habían tenido que resolver las formalidades en una especie de cabaña de techo de zinc, que resonaba con estrépito cuando llovía. Y llovía a veces torrencialmente, recordó con desgana.

Pero ahora, cuando se abrió la puerta del avión y los demás pasajeros comenzaron a desembarcar, JunMyeon sintió el calor casi antes de salir del aparato. Al instante se dio cuenta de lo inadecuado de su ropa.

Así que se alegró de bajar las escaleras y entrar en el recibidor. Y aún se alegró más al descubrir que ahora ya había aire acondicionado.

Al mismo tiempo, por primera vez se arrepintió de haber viajado en primera clase. En esa ocasión, se hubiera sentido más cómodo entre la pequeña multitud que se agolpaba alrededor de la cinta transportadora en espera de sus equipajes. Comprendió lo poco preparado que estaba para enfrentarse a aquel inminente encuentro.

Después de pasar el mostrador de control de pasaportes, el edificio se abría a la zona de aduanas y dos cintas transportadoras ya habían empezado a descargar el equipaje del avión de la Gu- Airways. Vio, para a su desmayo, que su equipaje ya había sido descargado y tuvo que ir a recogerlo.

No sabía si alegrarse o sentirlo cuando por fin salió y descubrió que ni Hyolyn ni SeHun estaban allí. Había contratado a un mozo para transportar su equipaje a la parada de taxis, pero no había pensado que tuviera que tomar uno.

No sabía qué hacer. Su ropa formal lo hacía destacar de los turistas normales, la mayoría de ellos vestidos con atuendos ligeros de verano. JunMyeon se parecía más a un residente que volviera a casa, reflexionó. Si al menos tuviera su coche esperándolo...

El calor ya le estaba afectando de verdad. Incluso bajo el tejadillo que cubría la parada de taxis, el aire húmedo le estaba robando las pocas fuerzas que le quedaban.

—JunMyeon... —susurro una voz gruesa.

La voz era desconocida, pero evidentemente aquel hombre conocía su nombre. JunMyeon se dio la vuelta con mirada interrogante. Quizá Woo-Bin hubiera contratado a un chofer, pensó mirando al hombre con cierta reserva. Vestido con vaqueros desgastados y camiseta ajustada y con un pendiente en su lóbulo izquierdo, no parecía una persona capaz de inspirar confianza.

—¿Me habla a mí? —preguntó JunMyeon con rigidez preguntándose si sería algún ligón de playa merodeando por el aeropuerto a la caza de ingenuos turistas.

Deslizó la vista hacia sus maletas y comprobó que su secretaria sólo había puesto su apellido en las etiquetas.

—Eres JunMyeon, ¿verdad? —preguntó él con abierta curiosidad ante su formal respuesta.

JunMyeon comprendió que no iba a irse. Al contrario, lo estaba mirando con tanto interés, que de repente deseó que hubiera sido Oh SeHun el que hubiera ido a buscarlo.

—¿Y qué si lo soy? —preguntó JunMyeon mirando a su alrededor con impaciencia.

¡Por Dios bendito! ¿Dónde estaba Hyolyn? ¿Es que no sabía la hora de llegada de su vuelo?

Prohíbido Deseo-SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora