Cap 8

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—Dices que quiere que lo perdone?

JunMyeon estaba anonadado. Hyolyn ni siquiera le había sugerido que su padre pudiera tener mala conciencia y no estaba seguro de creerlo. Después de todo, Woo-Bin no había tenido en cuenta sus sentimientos cuando había destruido el matrimonio de sus padres, así que, ¿por qué iba a importarle ahora si JunMyeon lo perdonaba ahora?

—Supongo que nunca ha superado la culpabilidad que sentía por que tu madre hubiera perdido a su hijo. —sugirió con suavidad SeHun—. La verdad es que no es un mal tipo, a pesar de lo que te puedan haber dicho.

—A pesar de lo que mi padre me dijo. —especificó JunMyeon con voz tensa antes de sacudir la cabeza y mirar su mano atrapada entre las de él—. Mira SeHun, no pienso que...

—No pienses entonces. —le aconsejó SeHun acariciándole los nudillos con suavidad—. Creo que es mejor no prejuzgar la situación, así no pueden acusarte de ser subjetivo.

—¿Y no lo estás siendo tú? —protestó JunMyeon pensando sólo en la aspereza de su piel contra la de SeHun—. Está claro que tú estás más preparado para comprender la versión de tu abuelo de las cosas que yo.

—¿Por qué? ¿Porque intento convencerte de que siempre hay dos versiones de la misma situación? —replico SeHun.

JunMyeon inspiró para calmarse, consciente de que su sensible caricia le estaba impidiendo el juicio. Qué fácil sería, pensó, dar la vuelta a la mano y enlazar sus dedos con los de SeHun y sentir el calor de sus palmas en las suyas...

—Las cosas no son tan simples, JunMyeon. —insistió SeHun—. Y tú deberías saberlo. Por ejemplo, ¿quién hubiera pensado que tendrías mi mano en la tuya después de acusarme ayer de hacértelo pasar mal?

—Pero si has sido tú el...

JunMyeon hubiera retirado la mano entonces, pero SeHun sonrió y la apretó con más fuerza.

—Eso está mejor. —dijo SeHun antes de cambiar de expresión de forma brusca—. ¡Maldición!

Su ceño fruncido y su exclamación fueron tan inesperados que, aunque le soltó la mano de repente, JunMyeon no retiró la suya. Entonces lo vio levantarse y lo miró con los ojos muy abiertos de asombro.

—Mi madre. —susurró SeHun.

—¡Vaya, SeHun! —lo saludó Hyolyn igual que la noche anterior—. No sabía que hubierais quedado para desayunar. —dirigió una alegre sonrisa a JunMyeon—. ¿Has dormido bien?

—No, quiero decir que sí, que he dormido de maravilla, pero hacía una mañana muy bonita como para quedarse en la cama, ¿no te parece? —susurro JunMyeon con amabilidad.

—Nuestras mañanas son todas así. —dijo Hyolyn antes de volverse hacia su hijo— . ¿A qué hora has llegado? No he oído el coche. Podrías haberme dicho que estabas aquí. Después de todo, ésta es mi casa.

La sonrisa de SeHun desapareció.

—¡Y yo que pensaba que era un hotel! —dijo SeHun con sequedad, ganándose otra mirada de reprobación de su madre—. No pensaba irme sin verte, pero me encontré a JunMyeon aquí y nos pusimos a hablar.

—¿Y de qué? —preguntó Hyolyn con tono inquisitivo.

—De todo un poco. ¿Cómo está el abuelo esta mañana? ¿Lo has visto? Pensaba pasarme a verlo antes de irme. —cuestiono SeHun cambiando de tema rápidamente.

La expresión de Hyolyn se endureció.

—Está... bueno, tan bien como se puede esperar, supongo. Pero preferiría que no lo molestaras esta mañana, SeHun. —se escuso Hyolyn tratando de ocultarle el problema de su padre—. No quiero que se excite demasiado antes de ver a JunMyeon.

Prohíbido Deseo-SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora