cap 17

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JunMyeon decidió hablar con Hyolyn a la hora de la cena. No era que lo estuviera deseando, pero tenía que saber qué había hecho mal para dejar de preocuparse.

Pero cuando llegó a las habitaciones de Hyolyn, el camarero que les servía normalmente la cena se disculpó diciendo que la señora Oh tenía dolor de cabeza y que lo vería al día siguiente.

JunMyeon suspiró. Estaba seguro de que Hyolyn sólo quería evitarlo y estuvo tentado de entrar en su habitación y preguntarle.

Mientras bajaba hacia el patio restaurante, tuvo que reconocer que su relación con ella parecía haberse enfriado los últimos días. El calor y el afecto del principio se habían transformado en una fría cortesía y su insistencia en que visitara a Woo-Bin en miles de excusas para que ahora no fuera.

Pero como un ingenuo, hasta esa tarde, a JunMyeon no se le había ocurrido pensarlo. Woo-Bin habría montado una escena si no hubiera ido a verlo y Hyolyn había tenido que ceder. Y hasta el incidente del recibidor, había creído que todo iba bien. Después de todo, JunMyeon no había vacilado en ayudar en cuanto Woo-Bin se lo había sugerido y ahora pensaba que, si no hubiera sido por su padre, Hyolyn ni siquiera habría aceptado su ayuda.

Al llegar al restaurante, le dieron una de las mesas con mejores vistas en diferencia a ser el hijastro del propietario, pero no estaba de humor para apreciar aquella obsequiosa atención. Apenas comió nada y, sin tomar café siquiera, se retiró a la terraza del bar con un vaso de agua.

Si sólo supiera lo que había querido decir SeHun con lo de que él no se parecía a su madre, pensó dando un sorbo distraído. ¿Y por qué habría insinuado que Hyolyn estaba escapando de él? ¿Le habría contado que se habían visto en su apartamento?

¡Oh, Dios! Si Hyolyn estaba tan fría con él, ¿cómo se pondría si supiera que tenía una aventura con su hijo? Y también había que considerar a Tao. ¿A qué diablos estaba jugando SeHun? ¿Y por qué le importaba lo que pensara?

Iría a llamar a Key, decidió JunMyeon al terminar el agua mineral. Lo que necesitaba en ese instante era su sentido común. Pero entonces recordó que en Seúl ya era muy tarde. La cena ya había terminado y la terraza se estaba llenando de parejas románticas al amparo de la oscuridad. Eran cerca de las nueve, así que podía acostarse pronto. Pero dudaba poder dormirse y no le apetecía nada encerrase solo en su suite. Lo que más deseaba era charlar con algún amigo.

Dejó el vaso en una mesa cercana y salió al camino que rodeaba el hotel. Allí había más tranquilidad y las pocas personas con las que se cruzó eran paseantes. El aparcamiento apareció ante JunMyeon ocupado en su mayoría por los coches de los empleados que vivían en las villas cercanas.

La zona del final estaba ocupada por los Buggies descapotables de alquiler. El que había alquilado JunMyeon hace días estaba allí entre los otros y al acercarse vio que tenía puestas las llaves de contacto.

Abrió los labios y miró a su alrededor. Alguien se había olvidado las llaves, pero, ¿se enterarían si JunMyeon lo tomaba para dar una vuelta?

No se detuvo a averiguarlo. Era una oportunidad demasiado buena como para perderla. Se sentía como un prisionero al que le hubieran dejado la puerta de la celda abierta y poder moverse sin tener que consultar a Hyolyn era un placer.

Disfrutó de la aterciopelada brisa del océano en el rostro hasta llegar al cartel de Jejú city y entonces se preguntó si su inconsciente lo habría llevado allí con la excusa del paseo.

Avanzó por el muelle pasando frente a las pequeñas casas donde las luces de las televisiones parpadeaban. Antes de saber lo que estaba haciendo, había girado hacia el callejón de la casa de SeHun. Había luces en el portal y, cuando detuvo el coche, se preguntó si estaría con Tao. Salió sin querer reconocer que realmente había conducido hasta el puerto sólo para ver a SeHun. Por supuesto que su novio estaría con él. ¿Dónde iba a estar?

Prohíbido Deseo-SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora