Cap 20

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SeHun apuró el resto de la botella de cerveza y la posó al lado de las demás en la mesita de café de su madre. Comprobó que había al menos media docena de ellas y ni siquiera estaba lo borracho que le gustaría estar.

No debería haber aceptado la invitación de su madre, pensó con amargura. Durante el mes anterior había conseguido eludir todas sus invitaciones y aunque sabía que algún día tendría que enfrentarse a ella, de momento, prefería estar solo.

No estaba de humor para ninguna compañía y menos para la de su madre. Sus emociones estaban todavía a flor de piel y le costaría volver a mirarla con objetividad.

Necesitaba otra cerveza. O algo más fuerte para calmar su dolor. Su madre aparecería en cualquier momento y esperaría que se comportara como siempre, pero no podía nacerlo.

Salió a la terraza con la esperanza de poder escapar de sus pensamientos en la oscuridad, pero la música de abajo sólo aumentó su desolación. Dios, ¿cuándo iba a suavizarse aquello? ¿Iba a aceptar por fin el hecho de que JunMyeon no iba a volver?

Había sido un completo estúpido, comprendió con amargura. Había creído que, una vez que el funeral hubiera concluido y su madre hubiera aceptado la muerte de su abuelo, lo único que tenía que hacer era decirle a JunMyeon lo que sentía. Había esperado que JunMyeon entendiera que la rabia que había mostrado el día del funeral hacia él sólo había sido frustración. Y celos, admitió ahora con sinceridad. Había sentido celos de que hubiera antepuesto a su madre a él, pero su amor seguía ahí y nada podría acabar con lo que habían iniciado. Sin embargo, no había sido así y la única culpable era su madre. En cuanto había descubierto que el abuelo le había dejado una parte a JunMyeon, se había puesto histérica y, para cuando se había calmado, JunMyeon ya había hecho los arreglos oportunos para irse.

Un dolor corrosivo lo atenazó al recordar la cara horrorizada de JunMyeon. Nunca hubiera creído posible que su madre se comportara con tanta violencia. Había acusado a su hermanastro de traición, abuso de confianza y Dios sabía cuántas cosas más seguido de un sinfín de insultos denigrantes.

¡Había sido todo tan horrible! El abuelo había dejado un cuarenta y cinco por ciento para él y otra parte igual para su madre y a JunMyeon sólo un diez por ciento, lo que a SeHun le parecía completamente justo.

Pero su madre había estado tan cegada de orgullo que ni le había importado el sufrimiento de JunMyeon. Lo único que había querido era que JunMyeon saliera del hotel y, desde luego, nadie se hubiera quedado en aquellas circunstancias.

Pero al mismo tiempo, nunca hubiera creído que JunMyeon se iría sin despedirse de él. Cuando SeHun se había ido a su apartamento aquella noche, había pretendido volver a primera hora de la mañana siguiente. Pero su trabajo se había interpuesto y, cuando había podido llegar por la tarde, había descubierto que JunMyeon había abandonado la isla en el primer vuelo.

Incluso entonces, había estado seguro de que se pondría en contacto con él y le había dejado órdenes a Sana de de que, si Kim JunMyeon llamaba, lo localizara donde estuviera. Pero JunMyeon no había llamado y, después de tres agonizantes semanas, se había tragado el orgullo y SeHun lo había llamado él, pero no había obtenido respuesta. Y no tenía ni idea del nombre de su empresa. Su madre debía saberlo, pero no había querido hablar con ella.

Ya habían pasado cuatro semanas ahora y estaba desesperado. Ésa era la razón por la que había cedido a las súplicas de su madre y había acudido esa noche. Pretendía sacarle la forma de ponerse en contacto con JunMyeon sea como sea. Después de cómo había arruinado su vida, ya no le importaba lo que pensara, solo quería tener a nuevamente a JunMyeon en sus brazos.

—¿SeHun?

Escuchó su voz ansiosa ahora desde la sala.

—Estoy aquí mamá. —dijo SeHun acercándose a los ventanales franceses—. Estaba tomando un poco de aire fresco.

Prohíbido Deseo-SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora