Capítulo 20: Cadena

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Una brisa helada recorrió mi espalda provocando que abriera mis ojos

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Una brisa helada recorrió mi espalda provocando que abriera mis ojos. La habitación estaba en penumbras, pero podía ver por los rayos de la luna que aún era de noche. Me enderecé al darme cuenta que estaba solo en la cama, y fue cuando miré a Yibo afuera en su balcón. La puerta de cristal estaba abierta, por eso el leve viento helado había llegado hasta mí.

Mi corazón se aceleró errante mientras observaba la rigidez de su espalda, pero aún así me atreví a ir hacia él. Me detuve en el umbral mientras lo contemplaba unos segundos, intenté dar un paso afuera, pero mi cuerpo seguía inmóvil.

— ¿Qué haces despierto? —Su voz ronca llegó hasta la parte más profunda de mi cuerpo.

—Yo... me di cuenta que no estabas —Me atreví a salir.

—Deberías volver a dormir —Seguía sin mirarme.

Miré su fuerte espalda sin atreverme a tocarlo.

— ¿Qué haces aquí?

Dejo de ver el punto lejano en la oscuridad, y se giró a verme. Su oscura belleza me seguía cautivando cada vez.

—Vamos a salir de aquí.

— ¿Qué? ¿De qué estás...?

—Amanecerá en unas horas. Por la noche vamos a salir.

Sus palabras deberían emocionarme, pero algo en su expresión, algo en la oscuridad de sus ojos me decía que debería ser todo lo contrario. ¿Por qué estaba la intranquilidad en mi pecho?

— ¿A dónde?

Me observó en silencio por varios segundos.

—Lo sabrás cuando estemos allí. Ahora duerme —Me rodeo y entró a la habitación.

Contemplé el cielo por algunos segundos, entonces entre. Él ya se encontraba acostado en una de las orillas de la cama, así que me acosté en el otro extremo. En el fondo de mi pecho anhelé que se acercara y me abrazara, hice que mi omega se lo dijera a su alfa, le hice saber que lo necesitaba... pero en ningún momento se giró hacia mí. Sentí el nudo en mi garganta.

*Se dio cuenta de lo que hizo, ¿verdad? Para él era un... error*

Intenté tranquilizarme y dejar pasar el momento. Saldría, el lugar al que me llevara era lo de menos, lo importante era que al fin iba a salir después de un mes y medio.

Cuando desperté de nuevo, los rayos del sol ya entraban por el balcón. Estaba solo, pero sabía que él seguía en alguna parte de la casa, podía sentirlo.

Bajé las escaleras esperando encontrarlo en la cocina, y asi fue. Tenía sus pantalones de chándal, sin ninguna camisa, y mientras movía algo en una sartén.

— ¿Necesitas ayuda? —Me acerqué a su lado.

—No, siéntate.

Di un paso atrás cuando no se giró  mirarme e hice lo que me pidió. Lo observé servir en silencio, entonces se sentó.

Imperfecta atracción | YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora