Mis ojos se abrieron al instante y cheque la hora en el reloj de la pared. Eran casi las 3:30 a.m. Me debatí entre ir a verlo o no, pero Dios, después de lo que me había confesado esta noche mi corazón estaba feliz porque había una explicación, una en la que él no era un hijo de puta que me golpeó frente a cientos de personas por puro placer.
Me levanté y salí al pasillo, camine los pasos hasta su puerta, pero al momento de girar la perilla mi mano no pudo hacerlo. No me atreví a entrar. No sé cuánto tiempo me quedé ahí de pie, pero al final me giré y regresé a la habitación, entonces me volví a esconder bajo las mantas.
Al día siguiente no salió de su habitación hasta entrada la noche, eran cerca de las 10:30 p.m.
¿A dónde va siempre a esa hora?
Mi corazón estaba acelerado esperando a que entrara. No fingiría dormir esta vez, quería verlo a los ojos y preguntar qué es lo que hacía, pero como lo había hecho antes, solo se detuvo unos segundos frente a mi puerta, pero no la abrió, en cambio siguió su camino hacia las escaleras y se fue.
Decidí esperarlo. Quería ver si volvía a regresar... bañado en sangre. Necesitábamos hablar, tenía preguntas y él debía darme respuestas.
Me puse a leer un libro en voz alta para el bollo, pero era cerca de las 1:20 a.m. cuando escuché sus pasos en la planta baja. Cerré el libro y lo puse en la mesita de noche, entonces esperé a que apareciera. Sus pasos eran lentos, más de lo normal. Había algo extraño, pero aun así no me moví... pero en esta ocasión no se detuvo frente a mi puerta, por el contrario, siguió de largo hasta su habitación. Abrió la puerta y después la cerró.
Mi corazón estaba corriendo desbocado, algo estaba mal, mi omega me lo decía. Mi alfa me necesitaba. Me quedé al pie de la cama considerando si moverme e ir a su habitación. Quería hacerlo, una parte de mi necesita ir a ver qué era lo que estaba pasando, mi maldito omega necesitado de su alfa quería buscar la primera oportunidad para rendirse ante él y que me aceptara de vuelta.
Me obligue a dar un paso y después otro. Reprimí mis lados opuestos gritándose entre sí y dejé que mi parte más primitiva hablara por si sola, así que me detuve frente a su puerta y la abrí.
Estaba sentado en el piso a los pies de su cama, su chaqueta estaba volcada junto a él y estaba intentando quitarse la camisa. Desde aquí podía verlo, tenía una venda en su abdomen manchada de rojo.
Me apresuré a él y empecé a ayudarlo.
—¿Qué te pasó?
Tomó un respiro.
—Viniste —Murmuró mirándome fijamente y dejando en el olvido su camisa.
—Estás lleno de sangre —Dije observando mis manos empapadas en rojo, entonces lo miré —Otra vez.
Sonrió levemente de lado. Se veía extremadamente cansado, como nunca antes.
—Es porque gané... —Se rio levemente, pero entonces hizo una mueca que lo hizo cerrar los ojos.
—¿Qué? ¿Qué ganaste? —No abrió los ojos y tampoco me contesto —Oye —Toqué su mejilla y lo sentí caliente, extremadamente caliente —¿Yibo? —Nada —¡Yibo! —Abrió los ojos —No te duermas...
—Eres hermoso —Susurró mientras levantaba su brazo derecho para acariciar mi rostro —Y ahora eres mío.
¿Ahora? ¿No le pertenezco ya?
Cerró los ojos.
Mierda.
—Oye, tienes fiebre, necesito que me ayudes poniéndote de pie —No me contestó —Dios, Yibo.
ESTÁS LEYENDO
Imperfecta atracción | YiZhan
FanfictionLos buenos y los malos existen, así como las reglas también, aunque ellas siempre están solo para romperse. En un mundo omegarverse donde ser un omega es sinónimo de nunca conseguir algo de manera sencilla, Xiao Zhan decidirá mantener una mentira, u...