Capítulo 2: Elevador

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El día de hoy había sido demasiado ajetreado, por lo que en cuanto llegué a mi pequeño departamento me dejé caer en mi único sillón.

—Al fin —Suspiré.

Había sido mi último día trabajando en esa empresa, asi que toda la semana había ido de aquí para allá con papeleo y enseñándole a YenRu lo que tendría que hacer de ahora en adelante. Fue caótico, pero creo que salió bien al final.

Después de unos minutos de observar mi pequeño techo, me puse de pie y fui a la cocina para preparar una sopa instantánea. Eso lo comía muchas veces a la semana, pues cocinar algo más era demasiado desgastante. Cuando me senté en el piso y puse la cacerola en la mesita de centro, observé los recibos que debía pagar sobre la mesa. No pude evitar rodar los ojos mientras tomaba un respiro.

—Paciencia, solo ten paciencia XiaoZhan —Los aventé fuera de mi vista para poder comer sin mortificaciones frente a mí.

Era cerca de las 9:00 p.m. cuando puse a llenar la tina. Realmente usaba esa cosa una vez al año y en mi cumpleaños, la porquería gastaba demasiada agua y salía una fortuna, pero era malditamente relajante tomar un baño en ella, y hoy lo ameritaba, si mis planes iban como imaginaba, tal vez ya no tendría que vivir contando cada moneda que cargaba en mi bolsillo... bueno, tal vez sí, pero posiblemente ahora podían ser tres baños al año y no uno.

Fui hasta mi pequeña alacena y busqué mi vino barato favorito, entonces me llené una copa y me la bebí de golpe.

—Aaah —Suspire mientras sonreía —Eso estuvo muy bueno —Asentí para mí mismo mientras la llenaba de nuevo —Tal vez no debería beber tanto —Contemplé no seguir tomando, pues mañana me presentaría a mi nuevo trabajo en El dragón negro, y no quería ir con resaca —Bueno... esta y ya.

Puse música con mi celular y me metí a la tina mientras dejaba la copa en el piso.

—Esto se siente bien —Cerré los ojos y empecé a tararear las canciones. Cuando menos los pensé me moví sobresaltado, y me di cuenta que me había quedado dormido —Carajo —La música ya no se escuchaba. La copa de vino que me tomé de golpe debió tener efecto, junto con mi cansancio. La batería de mi celular estaba muerta —Mierda —Agarré la copa del piso y fui hasta mi cama para buscar el cargador en la mesita de noche. El reloj que ahí tenía marcaba 12:26 a.m. —Ugh, ni siquiera disfruté el baño en la tina —Me miré las manos mientras me sentaba en la cama —Parezco una pasa —Solté un suspiro, entonces me puse una pijama y me metí debajo de las mantas. Configure la alarma en el reloj, para después volver a dormir.

El dragón negro, era el casino más grande de todo Beijing, así que sabía muy bien donde estaba, por lo que me tomaría una hora llegar hasta ahí. Desayune cereal rápidamente, y salí corriendo de mi departamento hacia las escaleras, porque el elevador tenía el letrero de "fuera de servicio" desde hace más de un año.

— ¡Adiós Xiao Zhan! —Me gritó el señor Dong, el encargado de mantenimiento del edificio.

— ¡Adiós shūshu! —Lo miré rápidamente mientras agitaba su mano, asi que sonreí y agité la mía.

La parada de autobús no estaba lejos, así que me tranquilicé un poco al mirar la hora en el celular. Tenía un auto, pero actualmente no estaba bien económicamente como para arreglarlo, por lo que tenía más de tres meses situado en el estacionamiento.

En el autobús me senté en la parte trasera solo por un par de minutos, pues cuando subieron unas mujeres mayores me puse de pie y le cedí el lugar.

—Oh, muchas gracias jovencito —Sonrió la que se sentó.

—De nada —Sonreí de vuelta.

Jovencito... ya tenía cerca de 30 años, pero apreciaba lo de jovencito.

Imperfecta atracción | YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora