Capítulo 26: Aquí nací

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Cuando abrí mis ojos en la mañana y observé las paredes blancas que me rodeaban, me sentí... solo. Frío inexistente se coló por mis huesos.

Tenía hambre, pero el solo hecho de comer algo me daba nauseas, aún así, me enderecé y toqué mi estómago.

—Ya entendí, buscaré algo para ti. Lo prometí —Susurré porque sentí que alguien podría escucharme si hablaba muy fuerte.

Me puse de pie y caminé hasta la puerta, me detuve antes de girar la perilla, entonces lo hice. El silencio habitaba todo el lugar. Miré al final del pasillo y pude observar que hay otras dos puertas, pero decidí ignorarlas y caminé hacia las escaleras.

La cocina es de acero inoxidable. Abrí el refrigerador, pero el montón de olores invaden mi olfato, así que lo cerré rápidamente y me decido por los gabinetes. Todos están llenos, era como si él ya planeara traerme aquí desde antes de que yo me fuera. Alejo ese pensamiento y sigo buscando algo que pueda comer, entonces encuentro las galletas saladas. Esas funcionaran bien. Tomo varios paquetes de la caja, me sirvo un vaso con agua y vuelvo a la recámara.

Hay una gran televisión en la pared opuesta a la cama, así que la enciendo y pongo un programa de variedades. En realidad, no presto atención en absoluto, pero estoy tan harto del silencio que necesito el ruido de fondo mientras me como las galletas.

"Te dije que me mataras antes de que decidirás dejarme..."

No podía sacar esas palabras de mi cabeza. Desde que las escuché ayer por la noche... era como si se hubiesen grabado profundamente en mi alma.

*¿Por qué tus acciones no pueden corresponder a tus palabras? Siento que empiezo a entenderte y entonces... me destruyes*

Toque mi estómago.

*Mi corazón me dice que puedes aceptar a este bebé... pero entonces mi cerebro me grita que debo protegernos de ti. La pregunta es ¿Cómo? ¿Cómo me alejo de ti cuando eres el único? *

Termino durmiendo y despertando por el resto del día. Entonces en una de esas ocasiones de lucidez lo escuché. Él estaba en el departamento. Me tape completamente con la manta y fingí dormir mientras esperaba a que entrara a la habitación, y lo hizo. Intenté mantener mi respiración controlada, pero a pesar del montón de tela por encima de mí, podía oler perfectamente su aroma.

Caminó intentando no hacer ruido y finalmente se sentó a los pies de la cama y aspiró fuertemente.

Me buscaba, ¿verdad? A mi olor.

Mi pecho se apretó y sentí las lágrimas a nada de caer por mis mejillas.

—Lo siento —Susurro. Duro unos minutos antes de ponerse de pie e irse.

¿Sabía que estaba despierto? No podía, ¿verdad?

No volvió a venir a la habitación, pero podía escucharlo moverse por el resto del lugar, al fondo del pasillo, al parecer esa era su habitación, la del final... la más alejada a mí.

Era entrada la noche cuando lo escuché pasar de nuevo por el pasillo, mi corazón se detuvo cuando sus pasos se quedaron frente a la puerta.

¿Entraras?

No quería que entrara, quería que me dejara... pero a la vez no quería estar solo de nuevo. Odiaba tanto a mi Omega desesperado por correr a sus brazos.

La perilla se movió lentamente y mi respiración se trabo, entonces la soltó y reanudo sus pasos. Dejé salir el aire que estaba atorado y me acomodé de nuevo en la cama. Mi estómago volvió a gruñir. Estaba harto de las galletas, pero debía esperar más tiempo antes de ir de nuevo a la cocina, quería esperar a asegurarme a que había pasado el tiempo suficiente de su partida.

Imperfecta atracción | YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora