Capitilo 41: Entre semana

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Hoy es jueves y faltan tres días para que Romeuchi cumpla años, todas las preparaciones están casi echas, pedir la tarta, mi regalo... solo falta avisar de todo a la señora Weyton y el domingo decorar el sitio todo juntos. Ha sido difícil inventar excusas a Romeo e ignorarle y  está un poco molesto por eso. Pero que se joda un poquito, lo estamos haciendo para el.

Lo de más todo va sobre ruedas.  Me despido de chicas al salir del instituto y camino hacia la casa de Romeo y se preguntaran: si no tiene dirección y no ha ido nunca a su casa. Dani me dio la dirección y ahora estoy muy nerviosa, pienso en mil maneras de como decirle todo, sobre todo pedir la talla de Romeo. Y encima estoy sola...

Ya estoy casi cerca, dudo en entrar o no...No tengo miedo de que Romeo este en casa porque Dani lo invito a la suya pero ¡carajo!  No todos los días va una a casa del chico que te gusta a pedir a su madre la talla. Esto es super vergonzoso. 

¿Cómo lo diré? A ver...

''Hola, vengo a pedir la talla de la ropa de su hijo''

No, no, ni se te ocurra.

Intentalo otra vez.

''Hola señora weyton, quería decirle que está invitada en la fiesta cumple de su hijo que se celebrara en su casa, en vuestra terraza ¿y me podria dar la talla de Romeo?

¡Que feo que queda dios! Su madre flipara al decirle que le estoy invitando en una fiesta que se celebra en su propia propiedad...y queda super borde.

¿Pero entonces cómo lo digo maldita sea? 

Sin darme cuenta estoy enfrente de su casa, trago por la garganta antes de tocar el timbre. Ojala mama me hubiera enseñado hablar correctamente con señoras, es decir utilizar las palabras adecuadas para cada situación. 

F por mi.

Como toda una chica caliente, ¿caliente? no, no, quiero decir valiente, como toda una chica valiente todo el timbre y espero impacientemente.

—¡Muy buenas  Akira!—Me saluda ella alegremente—¡Que alegria verte aqui! 

¿Cómo puede ser alguien tan adorable y tan alegre como ella? 

—¡Hola Señora Weyton! ¿Cómo esta?— le devuelvo el saludo  alegremente como lo ha echo ella, aunque por dentro estoy muy nerviosa, pero con la alegría que me recibe no creo que vaya a ser tan difícil. Ella es un amor de persona.

—¡Yo muy bien querida! Anda pasa dentro—me invita a entrar en la casa, que por cierto es hermosa, no aprece que vive aqui un chico adolescente como Romeo.

—Muchas gracias—le regalo una sonrisa genuina.

—Ni lo digas, me alegra que me hayas visitado, Axel habla mucho de ti—me dice ella mientras nos sentamos en el sofa.

Mis mejillas se sonrojan al escuchar eso, no sabia que Romeo hablaba tanto de mi, yo solo sonrio timidamente.

—Oh, se me ha olvidado, ¿que quieres comer o beber?—me pregunta ella amablemente.

—Solo agua —pido timida.

—Ella se levanta —ahora te llo traigo, ponte comoda que tenemos que hablar muchas cosas—me guiña un ojo antes de desaparecer del salón.

Hay madre... ¿de que querrá hablar conmigo? ¿Y si me dice que me aleje de su hijo? No, no, ella no es así y ademas sabe lo de nuestro pasado. Deja de pensar tan negativamente  ¡Por dios!

Mientras, me dedico a mirar alrededor mia, las paredes son de color azul cielo combinado con el blanco, hay muchas plantas y flores artificiales colgadas en las paredes y en las mesas. Y los muebles algunos son de cristal y algunos de madera de pino.  Mi atención se fija en los cuadros que están en la mesa de al lado del sofa. Aparece un niño mas o menos de tres o cuatro años sonriendo muy feliz y al lado suya la señora Weyton que esta joven, que por cierto es toda una belleza, no se como ese ser cruel trató asi a su familia que le queria tanto. 

Mi enemigo  favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora