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Insania.

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¿Qué tan hijo de puta debe ser el destino en unir dos almas tan rotas y destruidas que no tienen fuerza para siquiera seguir viviendo?

Dos corazones rotos que están destinados a repararse y amarse incluso en las tormentas del caos que su mente crea para jugar en su contra.

"Podemos tomar los cuatro pedazos y unir dos corazones fuertes", suelen decir. Tontos.

¿Y quién habla de la dependencia emocional? ¿Quién habla del dolor que causa la decepción? ¿Quién habla de las batallas perdidas?

—Me encuentro corriendo hasta la pequeña brecha de luz que habita en mi oscura mente, porque ahí estás tú, tú eres mi luz.

—¿Cómo una persona envuelta en oscuridad puede ser tú luz?

Un chico de veintidós años, hijo de la mafia más peligrosa que habita en el barrio de Itaewon. Intentando seguir los pasos de su padre; llenándose las manos de sangre, la mente de pesadillas, el corazón de espinas y el alma de agujeros negros dispuesto a tragarse toda pizca de cordura.

—El joven padece una enfermedad psicológica muy grave. Debemos internarlo para intentar salvar a su hijo.

—Hagan lo que tenga que hacer.

Un chico de veinte años, hijo de padres millonarios que no le prestan ni la mínima atención. Intentando llamar la atención de sus padres, se perdió en el intento. Creando barreras, distorsiones mentales, dolores físicos y un gran vacío tan arrasador como una ventisca en invierno.

—Lamento informales que su hijo debe ser internado, sus exámenes demuestran un daño severo.

—De acuerdo. Procedan y salven a mi hijo.

Misma mentalidad. Misma agonía. Misma fuerza de voluntad. Padres dejando a sus hijos en manos de especialistas que podrían ayudarlos e intentar salvarlos de un dolor que ellos causaron; o al menos intentarlo.

—Por favor, sólo quiero salir a tomar aire. —pidió el chico a punto de arrodillarse frente al enfermero frente a él.

—Estaré en problemas si haces una locura.

—Sabes que no lo haré, me conoces lo suficiente. Además, ¿Qué podría hacer?

El enfermero con su traje azul oscuro lo observó con esa mirada redundante, casi podía escuchar los engranajes en su mente moviéndose por culpa de su debate interno.

—Bien, irás —el chico esbozó una sonrisa iluminadora—. Sólo dos horas, te buscaré antes de que se acabe mi turno.

Recibió el abrazo que su paciente le dió con una sonrisa y con un plan elaborado salieron hasta dar con las escaleras traseras del edificio donde trabajan su patología.

Subieron cinco pisos y frente a una puerta de metal el enfermero soltó un suspiro que sonó como un "¿que mierda estoy haciendo?"  y se volteó a su paciente que lo miraba expectante.

—Dos horas —recordó firme.

El joven asintió y abrió la puerta, sonriendo al sentir la fría brisa chocar con su rostro, después de mucho tiempo, al salir a la terraza.

Caminó un par de pasos pero se detuvo abruptamente al encontrar a otro chico sentado en el suelo frente a él.

« Creí que estaría sólo »,  pensó.

El chico llevaba un suéter de rayas y unos grandes audífonos negros, su gran melena negra viéndose sedosa y exuberante.

Incertidumbre creció dentro de él y quiso acercarse.

¿Qué hacía ese chico ahí?

¿Quién era?

Algo dentro de él creció, pidiendo a gritos que conociera quién era aquel chico de los audífonos.

Y definitivamente iba a averiguarlo.

↦  Insania ҂ HyunIn. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora