⌜07.

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Sorpresa.

«»

{ p.o.v y.j.i }

Estiré mi cuerpo al escuchar la atorrante alarma que salía de mi reproductor, pero aún así una gran sonrisa se esbozó en mi rostro al recordar lo que ocurrió el día anterior.

Una cálida sensación en mi pecho se expandía con el pasar de los segundos, como era...

¿Calpoba?

¿Caldoliz?

« Capadoliz. »

¡Capadoliz!

Reí ligeramente al recordar la estúpida palabra que había inventado para explicar lo bien que me sentí anoche. Mis mejillas sonrojándose al recordar al chico de cabello negro que se apoderó de mis pensamientos por el resto de la noche.

Se escucharon unos toques en la puerta y luego se abrió mostrando mi cabellera morada favorita.

Aunque es la única cabellera morada que conozco.

—Buenos días, uvita —saludé con una sonrisa.

—¿Uvita? Ese es nuevo —preguntó sonriendo—. Buenos días, Innie.

Minho caminó por la habitación antes de sentarse a mi lado; yo acomodé mi cuerpo derecho para poder observarlo mejor.

—¿A qué debemos ese humor?

Juro que puedo leer el "habla o te corto la yugular"  en su rostro, lo cual me hizo reír.

—Nada en particular —alcé mis hombros aun con la sonrisa plasmada en mi rostro.

—Si claro, y la cocinera en verdad está casada.

—¿Qué sabes? La señora Suh hace unos panqueques divinos, tal vez tiene algún viejo con cabello postizo esperándola en casa —refuté.

Minho lanzó una carcajada al aire haciéndome reír.

Negó con su cabeza y se levantó para dirigirse a mi buró. Abrió las gavetas y me lanzó el pequeño envase color amarillo.

—Es hora de tus pastillas, pequeño —acordó.

Asentí y me levanté de la cama, aun con pesadez, para tomar una botella de agua en la nevera. Al hacerlo tomé rápidamente las dos pastillas e hice una cara de disgusto.

Detesto las pastillas.

—Hoy es viernes, tendrás visitas —confirmó Minho.

—¿Visitas? —pregunté confundido—. ¿Quién vendrá a verme?

Volteé mi cuerpo para observarlo de frente.

¿Será un milagro y vendrán mis padres?

—No lo sé, sólo me dijeron que te avisara.

Mentira. Mentiras puras. 

Nadie puede visitarme sin la confirmación y el permiso de Minho, ni siquiera Félix.

—Eres terrible mintiendo, Lee —blanquee mis ojos—, pero no arruinaras mi buen humor, iré a darme una ducha.

Alcé mis hombros y caminé hasta el pequeño armario color blanco para agarrar una muda de ropa junto con mi toalla y mis productos de cuidado personal.

—Yang Jeongin, sienta tú culo en esa cama y dime qué ocurrió —pidió Minho.

—No te escucho, lo siento —dije caminando hasta la puerta.

↦  Insania ҂ HyunIn. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora