🌿C.7: EL EMPERADOR❄️

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🌿 EL EMPERADOR ❄️

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Una vez en la calle las damas volvieron a su casa a una velocidad tan increíble que parecía que solo él había estado ahí. Sin lugar a dudas una experiencia extraña. Parecía que el aquelarre no estaba de acuerdo con el actuar de su líder, y lo único que consiguieron fue confundirlo. ¿Kai no era un híbrido? Tenía que decírselo lo antes posible.

Lamentó la perdida de su abrigo, pero no tanto como el arma que siempre cargaba en él.

— ¿Matt? — la voz de Kai lo sacó de sus pensamientos, se giró buscándolo. Estaba agitado tras él, como si acabara de llegar corriendo —. Menos mal que estás bien, no tienes idea lo que me costó llegar — jadeó apoyando sus manos en las rodillas con algunas gotas de sudor cayendo al suelo.

— Ha sido sin lugar a dudas la comida más rara que he tenido en mi vida, Kai — le comentó caminando hacia él.

— ¿Más que las que has tenido conmigo?

— Mucho más — rió alegre de verlo, estar a su lado siempre le animaba. Además de sentirse cálidamente acompañado también le hacía sentir más protegido —. Por cierto, me dijeron algo muy raro que tengo que preguntarte ahora mismo.

— Espera, chico. ¿Y tu abrigo?

— Está adentro.

— ¿No te lastimaron, verdad? — se incorporó serio.

— No, de hecho creo que me sacaron para ayudarme. Como si tuviera que huir de la casa, no sé. Mejor vayámonos.

La propuesta llegó demasiado tarde. Los ojos verdes de Matt estaban sobre los ojos del punk, por ende, vio en primer plano cómo el pánico se reflejaba en estos.

Sin el menor aviso, el brujo empujó al rubio a un lado haciéndolo rodar por el suelo plagado de piedrecillas, en la caída este alzó sus barreras pero el pelirrojo ya no estaba a su lado, lo buscó desesperado a su alrededor. Lo encontró tirado sobre el suelo intentando levantarse a unos veinte metros de distancia. La calle estaba vacía a no ser por ellos dos y un hombre que Matthias reconoció en el acto, era aquel brujo sombra que lo había amenazado hace unos días, se veía molesto y se movía como un depredador con los ojos fijos en Kai.

— Hola, hijo de la Gorgona — sonrió el corpulento sujeto con una cara de satisfacción tan grande que asustaba. Comenzó a caminar lentamente hacia el contrabandista al que había lanzado tan lejos.

— ¡Kai! — gritó desesperado el menor intentando levantarse.

— Tú no te metas, niño — amenazó con su profunda voz el hombre de piel negra, Matt sintió que lo empujaba sin tocarlo, a duras penas resistía el embiste —. Después arreglo cuentas contigo.

El brujo pelirrojo le gritó a su compañero que no se metiera en el asunto, solo quería mantenerlo a salvo, ya sabía qué vendría. De la casa salieron Selene y Salamandra, ambas intentaban interceder para que el poderoso enemigo cambiara su decisión de cazar al punk. Sin embargo, el brujo negro se limita a amenazarlas con un simple "ustedes intervienen y nuestros acuerdos mueren", obligándolas a quedarse plantadas en la puerta, indignadas y frustradas de no poder hacer nada.

— Hola, Mhatrios — sonríe Kai con los dientes rojos, su boca estaba sangrando. Se levanta por fin del suelo escupiendo la sangre acumulada, una de sus manos está sobre su estómago —. Tanto tiempo sin verte, ¿qué has estado haciendo? Estuve extrañando tus palizas.

Matt se sorprende de que ambos se conozcan, por la cara del resto de las brujas eso no es bueno. El joven intenta avanzar pero no puede, no entiende cómo aunque deduce rápidamente que el atacante impuso un campo de barreras propio sobre él y su amigo para que nadie intercediera.

El Brujo y El Muro: Dentro del Espejo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora